Asia
Seúl es la capital de Corea desde hace más de 600 años. Para protegerla de ataques crearon cuatro fortificaciones, una en cada punto cardinal, con la que debían mantener al monarca y a la Corte a salvo. Entre ellas sobresalía la de Namhansanseong, hoy localizada a 24 kilómetros al sureste de la megalópolis. Se trata de un complejo defensivo de 9 km de longitud y 7,3 metros de altura que acaba de ser declarada Patrimonio Cultural de la Unesco. Lo que más llama la atención de ella es el gran muro de piedra de ocho kilómetros que la rodea, construido con piedras naturales de diferentes tamaños (las más grandes se colocaron en la parte inferior), así como su castillo, que fue añadido durante el Imperio Silla. Este contaba con cuatro puertas principales y porterías, ocho puertas de piedra y cuatro postas desde la que los comandantes daban las señales de orden a los soldados. En su interior, una pequeña ciudad compuesta por edificios administrativos, almacenes y palacios. En total, 227 construcciones, 80 pozos de agua, 45 fuentes... Hoy es el epicentro de cinco rutas de senderismo que permiten, además de acercarse a este vestigio de la historia coreana conocer los bosques de los alrededores de Seúl. La más corta demora alrededor de una hora, con 2,9 km de longitud, y en ella se ven varios templos y pabellones. Por el contrario, la más larga, de 7,7 km, recorre todas las puertas de la fortificación y tiene tramos de mucho desnivel. Este mes de septiembre, un gran festival va a conmemorar que la fortaleza ha sido declarada recientemente Patrimonio Cultural. Será los días 20 y 21, y se compone de una gran variedad de actuaciones tradicionales, como el espectáculo de Namsadang, el baile folclórico Seungmu o la danza Salpuri. Además, clases de elaboración de cerámica, aprendizaje de la medicina tradicional coreana y talleres. Una escapada completa.