LEÓN
La Casa Botines de Gaudí es uno de los edificios más peculiares, singulares y sorprendentes de la ciudad de León. Pero ¿por qué se dice que es un dragón?
Uno de los edificios más sorprendentes y peculiares que podemos encontrar en la ciudad de León es, sin lugar a dudas, la conocida como Casa Botines. Una construcción que, evidentemente, no está exenta de historias, curiosidades y alguna que otra leyenda. Pero, sobre todo, cuestiones con las que marca aún más la diferencia.
Uno de los datos más sorprendentes que podemos encontrar en relación a la Casa Botines de León es que se dice que es un dragón. Así lo ha revelado César García Álvarez a la revista del Museo Gaudí de León. Estamos, por tanto, ante un cuarto nivel simbólico que este experto ha añadido a otras significativas lecturas sobre esta edificación.
César asegura que esta Casa Botines es un palacio de invierno, pero también un castillo de hadas que está más cerca de la arquitectura renacentista francesa que al neogótico que se le ha atribuido. Por si fuera poco, también asegura que Gaudí escogió las formas de un cubo de hielo que se derrite hacia el cielo para, supuestamente, trata de ocultar parte del Palacio de los Guzmanes de Rodrigo Gil de Hontañón.
También hay que tener en cuenta la curiosa elección de la estatua de San Jorge que preside esta Casa, siendo un símbolo de este edificio con Silca. Estamos hablando de la ciudad en la que, según versa la leyenda, el patrón de Cataluña no dudó un solo segundo en sacrificar a nada más y nada menos que un dragón.
¡Pero no todas las coincidencias se quedan ahí! Noemí Martínez Murciego, directora del Museo Gaudí Casa Botines, ha asegurado que el tejado “está cubierto de tejas en forma de escamas y parece tener el espinazo de un dragón. La verja serían las garras y la puerta representa las fauces abiertas del animal devorando, con sus afilados dientes, a un león”.
Cabe destacar que Noemí, días antes de que la pandemia estallara en nuestro país, hizo un espectacular descubrimiento mientras realizaba una serie de fotografías para cerciorarse del estado de la carpintería exterior. Es entonces cuando ve la existencia de un gran número de cabezas de dragón con la boca entreabierta, perfectamente camufladas bajo las agujas de las cuatro torres de la Casa Botines.
Por lo tanto, todos y cada uno de estos singulares detalles consiguen reforzar, de manera directa, las continuas metáforas de Gaudí a través de sus obras arquitectónicas. No solamente refleja cuestiones de la naturaleza, espirituales o geométricas, sino también del cosmos. Y un claro ejemplo lo vemos en la forma trapezoidal de la planta de este edificio con la de la Osa Mayor, constelación que el 23 de abril, día de San Jordi, corona en el firmamento de la Casa Botines junto a la Osa Menor, Hydra (serpiente) o incluso Draco (dragón).
Volvemos a descubrir, por tanto, que Gaudí no daba puntada sin hilo y que no construía ningún detalle por casualidad. Todo estaba perfectamente medido y todo tenía una explicación de lo más contundente. La Casa Botines de León es uno de los ejemplos más espectaculares, en todos los sentidos, de la más pura esencia de Antoni Gaudí.