LA JUDERÍA, EL LEGADO DE UN RINCÓN CON ENCANTO
En ninguna ciudad española el legado judío se ha mantenido tan a la vida cotidiana a través de los siglos como en Palma de Mallorca.
La comunidad de los chuetas o xuetes, herederos de los últimos hebreos que se convirtieron forzosamente al cristianismo a finales del siglo XIV y principios del XV, se asienta en Palma de Mallorca en las abigarradas calles de su antiguo call menor o barrio judío. Una parte de la ciudad en donde se mantiene vivo el legado de los habitantes de entonces, el trazado de las calles y muchas de sus casas señoriales.
Y es que el legado judío de Palma es uno de los mejores del país según la Red de Juderías de España Caminos de Sefarad. Con huellas sefardíes que han llegado hasta nuestros días en casi todo el centro histórico de la ciudad. Con lugares en los que se percibe mucho más como por ejemplo, en las zonas que correspondían con la aljama musulmana, el call mayor y el call menor, todas ellas antiguas juderías.
Durante la época musulmana, los judíos vivieron en el interior de la ciudadela, acotada por muros y su barrio se ubicaría en la zona donde hoy se encuentran el palacio de la Almudaina y la biblioteca March. Por referencias documentales, la comunidad de judíos en aquella época debía ser bastante numerosa.
En el primer tercio del siglo XIII, aparecen las primeras menciones al call menor, la judería menor, que estaría ubicada en las cercanías de la carrer de Colom. Hoy no quedan nada más que menciones y callejuelas estrechas en las que no es difícil imaginar cómo sería la vida allí en la Edad Media. Lo que sí se puede ver son algunas construcciones que fueron habitadas más tarde por descendientes de los judíos, los xuetes o chuetas, como la casa con patio gótico de la calle de Les Monges.
Además, en las inmediaciones del call, el Parlament de les Illes Balears se asienta sobre el antiguo convento de Santo Domingo que a su vez ocupó el espacio de algunas casas judías de la Almudaina dels Jueus.
Por su parte, el call mayor de Palma surgió a finales del siglo XIII cerca de la actual plaza de Santa Eulàlia; y se convirtió en el lugar de residencia obligatorio para todos los habitantes hebreos de la ciudad. Se sabe que en su interior existieron tres sinagogas, la Nueva, la Tercera y la Mayor, actual iglesia de Montesión. Y cerca se encuentra la escultura dedicada al cartógrafo y navegante Jafudà Cresques, autor del Atlas Catalán, expuesto hoy en la Biblioteca Nacional de París. Uno de los muchos judíos que destacaron en diversas ciencias y artes.
La vida de los judíos no fue fácil en Palma, algo similar a lo que ocurrió en la Península. Varios acontecimientos, como la revuelta de 1391 terminaron con asaltos a las juderías, el expolio y los asesinatos de muchos de ellos. Algunos huyeron o se convirtieron al cristianismo algo que fue obligatorio a partir de 1435.
Y uno puede sumergirse en su historia, y en la de la ciudad de Palma, no solo en la judería, sino también, entre sus callejuelas y muros, para descubrir por ejemplo, que apellidos tradicionales mallorquines como Fortesa, Pinya, Aguiló, Pomar o Miró forman parte del legado hebreo. Un pasado que puedes encontrar además en lugares tan singulares como la Almudaina, Porto Pí, donde se ubicaba el cementerio judío, incluso en la Catedral, donde entre su colección de colección de orfebrería se encuentran los famosos Rimonim de la Torá , preciosos adornos traídos de Sicilia en el siglo XV y que son un testimonio más de la presencia judía en la ciudad.
Si eres un amante de la historia, te enamorará pasear por las calles de la fascinante Judería de Palma. Es dar un paso atrás en el tiempo y disfrutar del encanto de otra época no tan lejana. Un pasado que ha servido para construir el presente de la ciudad en la que se fusionan diferentes culturas, las que han dado personalidad a Palma.
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