GALICIA
Una de las estatuas más fotografiadas y queridas de la ciudad, pero que esconde una compleja historia real.
Hoy hacemos las maletas y lo hacemos con el objetivo de conocer la historia de una de las figuras más emblemáticas de Santiago de Compostela. La capital de Galicia se ha convertido en uno de los lugares más visitados de nuestro país, de eso no cabe duda. Su rica tradición cultural y gastronómica consiguen conquistar a todo aquel que tiene la oportunidad de conocerla. Pero, si hablamos de su herencia histórica, es imposible no mencionar una de las figuras conmemorativas más queridas de la ciudad. Y es que, Las Dos Marías es una escultura que rinde homenaje a la trágica historia de Maruxa (María Asunción) y Coralia Fandiño Ricart.
Conocida en el lugar como As dúas Marías, toda persona que desee ver esta representación hecha figura de las hermanas podrá hacerlo en el Parque de la Alameda. Por el paseo central, muy cerca de la entrada por la Porta Faxeira. Una representación que, dada la historia que tiene detrás, se ha convertida en una de las más populares. Pues, todo el mundo quiere tener una foto con las famosas hermanas. Pero ¿cuál es la triste verdad que esconde esta escultura? ¡Te lo contamos!
Maruxa y Coralia Fandiño Ricart son dos hermanas que provenían de una familia muy humilde y politizada. Nacidas a finales del siglo XIX, en Santiago de Compostela, las mujeres tuvieron que vivir una vida que no estuvo exenta de problemas. Se dice que eran dos de más de diez hermanos. Varios de ellos eran republicanos, sindicalistas y anarquistas, por lo que, tras la Guerra Civil, fueron detenidos. Una situación que también les pasó factura a ellas.
Las hermanas, teniendo en cuenta los antecedentes de sus familiares, fueron vigiladas, interrogadas, humilladas y sometidas a una presión constante. Además, sufrieron aislamiento social. Pues, muchos vecinos optaron por no querer ningún tipo de trato con ellas por miedo a las represalias. Una soledad forzada que las terminó marcando de por vida. Sin embargo, ellas nunca se rindieron.
En la década de los años 40 y 50, Maruxa y Coralia Fandiño Ricart comenzaron a salir a la calle, cada día, a las 14:00h. Las hermanas bajaban a pasear a esa hora y lo hacían muy arregladas y vestidas de colores muy llamativos. Un estilo poco común para la época y con el que aplicaban un sutil gesto reivindicativo. Pues, dejaban claro que, a pesar de lo sufrido, no les importaba el qué dirán. Eso sí, esto no dejaba atrás el hecho de que, en unos años tan represores, fuesen tachadas de excéntricas o fuesen el motivo de muchas burlas. Sin embargo, con el tiempo, la ciudad entendió su historia.
En 1994, el escultor vasco César Lombera consiguió convencer al alcalde para poner una estatua en honor a estas emblemáticas e inolvidables hermanas. Una propuesta por la que luchó muchos años y que, finalmente, consiguió hacer realidad. De esta manera, el artista logró plasmar la esencia de las protagonistas con una figura realista y rebosante de color. Pues, con ella, se las recuerda durante sus míticos paseos por la zona. Actualmente, el monumento no es solo uno de los más visitados y fotografiados, también es uno de los más queridos por los habitantes de Santiago de Compostela. Además, se suele utilizar como punto de partida de las manifestaciones sociales.