España
A medio camino entre Ýlava y Vizcaya se eleva majestuoso el monte Gorbea. Con una altura de 1.482 metros sobre el nivel del mar, es la cumbre más alta de los Montes Vascos y todo un símbolo para la región, que ha visto cómo una cruz coronaba su cima desde 1899 (actualmente por una de algo más de 17 metros). Hasta aquí acuden cada fin de semana muchos montañeros, ya que es el pico de bautismo para muchos aficionados, y casi todos coinciden que es en invierno, con el pico nevado, cuando está más hermoso. El monte es el corazón del Parque Natural de Gorbea (Gorbeia en euskera), 20.000 hectáreas de naturaleza protegida en la que se encuentran algunos de los bosques más bonitos del norte de España, especialmente hayedos, pero también robledos. Y en ellos vive una fauna en la que no faltan azores, gavilanes, ciervos, martas, tritones alpinos... Además del pico Gorbea, hay algunos lugares que hay que visitar obligatoriamente en una escapada al Parque Natural. Por ejemplo, el macizo de Itxina, un ejemplo de formación kárstica en el municipio de Orozco; las Campas de Arraba, una inmensa pradera siempre llena de ovejas, vacas y caballos; la cueva de Mairuelegorreta, presente en la mitología vasca por ser la morada de una diosa; o la cascada de Gujuli, un salto vertical de más de 100 metros de altura que tiene el arroyo Oiardo cerca de la localidad del mismo nombre. En el Parque no hay localidades ni casas, pero se puede pasar la noche en caseríos de los alrededores. Uno de los más conocidos es la Casa Rural Etxegorri, en el valle de Orozko. Sus seis habitaciones, cada una decorada de manera diferente (algunas con chimenea), con mucho mimo, como si fuera un hotel boutique, son el mejor lugar para descansar antes o después de una ruta por el Gorbea. En otoño o en cualquier otra estación, escaparse a la montaña vasca es siempre una buena idea.