Monasterio de San Miguel del Monte: historia y dónde se encuentra

No es ningún secreto que en España podemos encontrar un gran número de edificaciones que no solamente llaman poderosamente la atención por su belleza, sino también por la historia y las leyendas que hay detrás. Una de las Comunidades Autónomas que más puede presumir de esto es, sin lugar a dudas, Castilla y León.

Es el momento perfecto para conocer un monumento verdaderamente significativo. Estamos hablando, cómo no, del Monasterio de San Miguel del Monte, también conocido como Monasterio de San Miguel de la Morcuera. Concretamente está ubicado en Miranda de Ebro, en la provincia de Burgos. Una visita obligada si decides descubrir la zona. ¡Estamos seguros de que no te dejará indiferente!

Documentalmente, consta que el convento se fundó en noviembre del año 1398 por don Juan de Guzmán, obispo de Calahorra y La Calzada, y su cuñado don Pedro López de Ayala. De esta manera, lograron transformar una ermita dedicada a San Miguel del Monte, en un monasterio regido por nada más y nada menos que la Orden de San Jerónimo.

Debemos tener en cuenta que la comunidad tomó la decisión de establecerse en la ladera de un espectacular monte, junto al desfiladero de la Morcuera. De ahí que también se conociera el Monasterio por ese nombre. El 1399 fue un año a destacar para esta edificación.

Y todo porque don Juan de Villacreces, obispo de Burgos, decidió aprobar la fundación. Lejos de que todo quede ahí, tan solo un año después, el Papa Bonifacio IX terminó por confirmarlo. Durante los años posteriores, los conocidos como jerónimos de San Miguel así como las autoridades municipales de Miranda de Ebro, se vieron involucrados en un gran número de pleitos.

¿El motivo? La explotación de los bosques, así como los pastos de los espectaculares Montes Obarenes. Además, debemos saber que los jerónimos estuvieron en el Monasterio de San Miguel del Monte hasta el año 1836, cuando se produjo la histórica Desamortización.

Desde ese momento, el paso del tiempo hizo de las suyas ya que la edificación quedó realmente destrozada. Hasta que los padres de la Congregación de los Sagrados Corazones tomaron la decisión de establecerse en ese lugar. Poco a poco, fueron recuperando gran parte de la construcción con el fin de destinarlo, entre otras cuestiones, al noviciado. Fueron ellos, precisamente, los que a su vez vendieron el lugar a la Diputación Provincial de Burgos quien, en la actualidad, se encarga de su gestión.

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