En la Catedral de Santiago
El maestro Mateo y sus colaboradores hicieron realidad entre 1168 y 1188 un encargo que había hecho el rey de León Fernando II. No se trataba de cualquier encargo, sino que entre manos tenían la construcción del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela. Y como tal, lo trataron de una forma diferente, ya que era una obra pensada para la eternidad.
Los materiales empleados, como oro y lapislázuli, que en aquella época era casi tan caro como el oro, daban fe de que se trataba de una obra pensada para perdurar (como así ha sido). Sin embargo, el paso del tiempo, la humedad y las diversas intervenciones que se han hecho sobre este conjunto –la última en los años 90– ponían en peligro el deseo del maestro Mateo.
Fue en el año 2008 cuando comenzó un estudio minucioso sobre las necesidades que requería una intervención sobre esta maravilla, que empezó el pasado mes de mayo y que concluirá en 2017, cuando se podrá contemplar un Pórtico de la Gloria a todo color –aunque las obras en la Catedral se prolongarán hasta 2020–. La rehabilitación de la joya del maestro Mateo, que se está llevando a cabo gracias al mecenazgo de la Fundación Barrié, se está haciendo de una forma muy diferente a como se han llevado a cabo rehabilitaciones anteriores. Para ello se están empleando técnicas no invasivas, como hidrogeles que sólo se habían utilizado en papel, pero nunca en piedra. Además, en el proyecto participan las universidades de Florencia, Stanford o Georgetown, que permiten dar relevancia internacional a esta titánica labor. El objetivo es lograr que no haya necesidad de otra restauración, que sea sostenible y, a la vez, conciliar accesibilidad y conservación, que el proyecto no quede en una urna de cristal, sino que pueda ser disfrutada por todos aquellos que se acerquen a Santiago de Compostela.
Pero esta restauración no deja de ser una caja de sorpresas, y no sólo por el cromatismo de las esculturas descubierto bajo capas y capas de suciedad acumulada a lo largo de los años. Las obras de rehabilitación de la Torre Sur del Obradoiro han destapado bajo los cascotes una figura del taller de Maestro Mateo que podría corresponderse con un profeta. Se trata deuna escultura pétrea, decapitada y de 185 centímetros de altura, que sostiene en sus manos una enorme cartela y que probablemente estuvo policromada en sus orígenes, como el propio Pórtico de la Gloria. La pieza, considerada de un valor excepcional, está bien conservada a pesar de haber sido decapitada. Es una de las ocho que se conservan de la fachada medieval de la Catedral, aunque tiene la particularidad de ser la única que no ha sido intervenida y, por tanto, conserva la columna a la que estaba adosada. La pieza ahora descubierta viene a sumarse a otras ocho identificadas como procedentes de la fachada del Pórtico de la Gloria y que, como ellas, fueron retiradas coincidiendo con las reformas realizadas en la fachada occidental, en el siglo XVI. En este caso, la escultura, una vez decapitada, fue depositada como parte del relleno de la torre.
Ahora es necesario emprender el aparatoso trabajo de desmontaje del muro de sillería que impide la extracción de la enorme pieza escultórica, ya que el próximo 28 de noviembre se presentará junto a otras obras ya conocidas en la exposición sobre Mateo que se inaugurará en el madrileño Museo del Prado. En el catálogo de la exposición se publicará un primer estudio sobre el hallazgo y tras la muestra, la pieza quedará depositada en el Museo de la Catedral de Santiago.