El jardín privado más grande de Europa
El Jardín del Príncipe, con sus 7 kilómetros de perímetro, es el jardín privado más grande de Europa y esconde tesoros que ni imaginas.
Es más grande que el Retiro y tiene el encanto de ser un jardín real, lo que significa que cuenta con algo de la pompa y el boato propio de la monarquía y también con la riqueza que supone haber recibido especies vegetales (además de otros diseños y objetos) recibidos por la casa real con procedencia de países tan dispares como lejanos; en realidad este jardín es un conjunto de jardines y, además de contar con espectaculares fuentes y estatuas, algo que no es extraño en un jardín real, cuenta con un par de espectaculares museos e incluso con su propio embarcadero porque a su vera discurre el río Tajo.
Podríamos hacer una larga lista de razones para visitar este jardín o una que contenga los lugares que son visita obligada dentro de su perímetro pero vamos a resumirte en cinco las razones para visitar el Jardín del Príncipe en Aranjuez pero, antes de lanzarte a pasearlo, recuerda que estás visitando el jardín que creó y por el que paseó Carlos IV cuando era todavía Príncipe de Asturias.
Museo de Falúas
Tendrás que pagar entrada para acceder a él pero no te arrepentirás porque dentro descubrirás una colección de falúas reales que te sorprenderá; se trata de pequeñas (que no discretas, al menos no todas...) embarcaciones de río que pertenecieron a diferentes reyes y reinas de nuestra historia, algunas fueron construidas en los astilleros de Ferrol y alguna otra (la de María Cristina) es un impresionante alarde barroco.
Casa del Labrador
Es, a nuestro entender, el secreto mejor guardado de Aranjuez; se trata de un pabellón de caza cuyo interior está magníficamente conservado; tendrás que cubrir tus zapatos con unas fundas de plástico que te entregarán antes de empezar la visita y te parecerá poco lo que pagarás por acceder a él; la visita es guiada y de estancia en estancia te asombrarás más de lo que ven tus ojos desde los maravillosos suelos que pisas pasando por las paredes hasta llegar a los ricos techos sin perderte ni uno solo de los objetos que ahí se guardan ¿el más espectacular de todos ellos? nosotros lo tenemos claro: una mesa tallada entera, toda ella, en piedra verde de malaquita.
Dicen que aquí, aunque el pabellón cuenta con varias habitaciones, no solían los reyes hacer noche sino que lo utilizaban como lugar de descanso durante el día cuando organizaban jornadas de caza.
Estanque Chinesco
Es uno de los lugares más bellos e idílicos de este jardín, es en realidad un lago artificial con tres isletas y un templete de estilo chinesco que resulta muy bello y original y convierte este espacio del jardín en uno de sus rincones más bellos; puedes sentarte en los bancos que rodean este pequeño lago y observar a los patos pasearse a placer por lo que debe ser para ellos una residencia de lujo.
Fuentes
Son varias las fuentes que te encontrarás paseando este gran gran jardín; entre las más bellas están la fuente de Narciso, en el tercer jardín, la fuente de Ceres es protagonista del cuarto jardín y la que es, probablemente, la más espectacular de todas ella está en la calle Apolo y es la única fuente de estructura arquitectónica de todo el parque, es de mármol y rinde homenaje a Apolo.
Fauna y flora
El Jardín del Príncipe es rico en flora gracias a las diferentes variedades de plantas que, desde Carlos IV, los reyes han traído de diferentes lugares del mundo pero es también rico en fauna; te encantará ver desde los patos que chapotean en el Tajo o en Estanque Chinesco hasta los pájaros que permanece en la gran pajarera del parque y, si tienes paciencia y eres discreto, incluso llegarás a ver ardillas.
La entrada al parque es gratuita, pasearlo no te costará nada y lo disfrutarás mucho independientemente de la época del año en la que lo visites porque con los jardines sucede que parecen otros cuando comparas su estampa en otoño y en primavera. Recuerda que la riqueza de este jardín no está precisamente en su trazado que no es tan organizado como podría ser, por ejemplo, el de un clásico jardín inglés, se trata en realidad de un conjunto de ocho jardines en los que te recomendamos que te pierdas, literalmente... (siendo un gran jardín privado y cerrado, no irás muy lejos y disfrutarás con cada descubrimiento que hagas...).