BADAJOZ
¿Sabías que existen más de 30 modos diferentes de toque manual de campana?
El de campanero es un oficio en peligro de extinción salvo en una localidad extremeña: Llerena; en este encantador pueblo de Badajoz los campaneros hacen realidad un sonido tan notable que ha sido reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ¿dónde, concretamente, se puede disfrutar? En la parroquia de Nuestra Señora de la Granada.
¿Por qué ha prestado tanta atención la UNESCO al sonido de las campanas? Porque no se trata de un sonido cualquiera sino de un lenguaje de comunicación, los toques de campana son diferentes cuando suenan a fiesta o cuando suenan a muerto, por ejemplo, y eso sólo hablando de las campanas de las iglesias pero es que además también hay campanas, con sus diversos toques, en edificios civiles; sólo en España se han documentado mas de 30 modos diferentes de toque manual de campanas que se vienen manteniendo desde hace siglos.
Pero escapémonos a Llerena, el pueblo que protege el sonido de sus campanas en la parroquia de Nuestra Señora de la Granada.
Esta parroquia, la de Nuestra Señora de la Granada, fue fundada por el maestre de la Orden De Santiago, Garcías Fernández de Villagarcía, entre los años 1385 y 1387, allá por el S.XIV; se trata de un gran templo en el que conviven diferentes estilos artísticos, descubrirás en él elementos mudéjares, góticos, renacentistas, barrocos y también rococós.
Su fachada principal se divide en dos niveles, uno de estilo barroco (el más bajo y a través del que se accede al interior del templo) coronado por un escudo que muestra una granada en clara referencia a la advocación del templo y uno superior, de estilo mudéjar, que consta a su vez de dos cuerpos de galerías de arcos de medio punto y un alfiz sobre pilares octogonales.
En esta espectacular parroquia es donde las campanas suenan magistralmente regalándonos un sonido único, tan único que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde el año 2022, un reconocimiento de gran importancia porque asegura su supervivencia ya que nos obligamos a su protección a través de la existencia del oficio tradicional del campanero.