BADAJOZ
Viajamos a la ciudad extremeña de Badajoz para conocer qué hay detrás de su impresionante torre almohade.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Extremadura, concretamente hasta Badajoz. Allí encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones verdaderamente sorprendentes, a la par que espectaculares. Un claro ejemplo es la torre de Espantaperros.
También conocida como Torre La Atalaya, estamos ante una construcción realmente singular. Se trata de una torre albarrana que podemos encontrar junto a los Jardines de La Galera y la Alcazaba de Badajoz. Tiene planta octogonal y es de origen almohade. Tal es su importancia histórica, cultural y arquitectónica que está catalogada como Bien de Interés Cultural. ¡Y no es para menos!
Para comenzar, debemos tener en cuenta que se erigió en el año 1169. Cuenta con unos veinte metros de altura hasta la terraza principal, que está perfectamente coronada por tres almenas en cada cara. Sobre este cuerpo principal se erigió nada más y nada menos que un cuerpo cuadrangular, utilizando de base el ladrillo.
Entre los numerosos elementos por los que destaca, esta Torre de Espantaperros se encuentra a unos veinte metros de la muralla defensiva de la ciudad, conectándose con ella a través de un paso almenado. No podemos dejar de mencionar su base tapial y la planta poligonal octogonal, un tipo de construcción que era característico de la época almohade.
La torre, en su gran mayoría es maciza excepto las dos plantas superiores. En su origen, esta construcción estaba rematada por otra cuadrada, decorada con impresionantes arcos entrecruzados. Posteriormente, en el siglo XVI, se añadió un templete de estilo mudéjar.
Este remate tenía como objetivo alojar una campana que fue desmontada en la segunda mitad del siglo XIX. En la actualidad, podemos encontrarla en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. No podemos dejar de mencionar que la Torre de Espantaperros cuenta con una edificación adosada conocida como “La Galera”. Fue erigida en el siglo XVI para ser utilizada como cárcel, escuela y hasta hospicio.
Es importante destacar que la Torre La Atalaya empezó a ser conocida, poco a poco, con otro sobrenombre, que es el de Espantaperros. Pero, ¿cuál es el origen de este curioso nombre? La tradición popular nos hace viajar a la época en la que el tañido de la campana que había en la torre era utilizado para avisar a los cristianos de sus cultos.
Esta, a su vez, espantaba a los infieles, a los que se les llamaba “perros”. Además, cabe destacar que era propiedad del Concejo y existió entre los siglos XVI y XIX. Fue entonces cuando se tomó la decisión de desmontarla, quedando prácticamente destruida. A pesar de todo, a finales de 2021 y 143 años después, se situó una nueva campana en el mismo lugar que la anterior.