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Consejos para recuperar el color original

Cómo limpiar y darle brillo al bronce que está ennegrecido

El bronce suele cubrirse de una pátina verdosa cuando se ensucia. La buena noticia es que quitarla es sencillo.

En breve

Seguro que tienes por casa algún objeto de bronce. Una campanita, un mortero, una llave vieja o un quinqué. El bronce es una aleación de cobre (combinación de cobre y estaño). Estos dos metales se extraen de la corteza terrestre mediante la minería. Cuando se expone al aire y a la humedad, desarrolla una capa verdosa en su superficie.

A algunas personas les parece que esta pátina le añade carácter al bronce y les gusta dejarlo así, pero otras prefieren limpiarlo para que se vea brillante.

Como consejo general, para cuidar los objetos de bronce es importante quitarles el polvo de manera habitual. Una limpieza regular hará que se mantenga con mejor aspecto.

Por otro lado, siempre que los mojes asegúrate de secarlos muy bien porque de lo contrario ayudarás a acelerar el crecimiento de esa pátina verdosa que mencionábamos.

Para aquellas piezas que sean más pequeñas o tengas recovecos, te recomendamos que utilices un cepillo de cerdas suaves.

Por último, verás que en el mercado hay productos específicos para limpiar el bronce. Nuestra recomendación es que pidas consejo profesional antes de utilizar un producto de pulido potencialmente agresivo.

Para que tus objetos de bronce vuelvan a tener lustre y brillo hay varios métodos que puedes llevar a cabo con cosas que, probablemente, tengas en casa.

Métodos para limpiar el bronce

1. Vino blanco caliente. Puedes coger el más barato que encuentres, lo que interesa es que tiene unas sustancias químicas que limpian el bronce de manera rápida.

2. Vinagre, agua y sal. Mezcla partes iguales de agua y vinagre blanco en un recipiente lo suficientemente grande como para meter la pieza de bronce que quieres limpiar. Déjala en remojo durante toda la noche. Si hay varias piezas, remuévelas de vez en cuando para asegurarte de que el vinagre y la sal llegan a todas las partes de estos. Por último, aclara y seca para sacarle brillo.

3. Harina, sal y vinagre. En un plato pequeño, mezcla harina y sal a partes iguales. Añade vinagre echando unas pocas gotas cada vez hasta formar una pasta con una textura parecida a la pasta de dientes. Aplica la pasta al objeto de bronce con las manos (con los guantes de goma) o con un pequeño paño de pulido. Con el paño de pulir, frota la pasta sobre el artículo con pequeños movimientos circulares. Este es el paso clave para eliminar la suciedad y es posible que tengas que frotar varias veces hasta conseguir el efecto deseado. Deja que la pasta actúe de 20 a 30 minutos. Aclara con agua caliente para eliminar la pasta y sécalo con una toalla limpia.

4. Agua y jabón neutro (aplicable para otros tipos de metales). El método no tiene mucho misterio, se trata de enjuagar las piezas que quieras limpiar en una mezcla de agua y jabón y secarlas muy bien después. Esto eliminará de forma segura el polvo y/o las partículas que puedan dificultar sus esfuerzos de pulido.

5. Limón, vinagre, amoniaco y agua. Es la opción más agresiva que, en la mayoría de los casos, da excelentes resultados. Se trata de sumergir la pieza de bronce en una mezcla de limón, vinagre, amoniaco y agua durante unos 5 minutos. Después hay que secarla con un trapo seco para eliminar el exceso de líquido y esperar unos minutos para observar el cambio. Una solución rápida y barata al alcance de todos.

Esperamos que estos consejos te hayan resultado útiles y recuerda que sirven para el bronce, pero mejor no los pruebes con otros metales porque cada uno tiene su manera de limpiarse.

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