NUEVA VUELTA DE TUERCA A LOS IMPUESTOS

Ahora quieren imponer un impuesto por kilometraje a los coches eléctricos

Prometieron que los coches eléctricos serían el futuro limpio, barato y sin impuestos. Pero el futuro llega con letra pequeña: varios países europeos estudian cobrar por cada kilómetro recorrido.

Recarga de un coche eléctricoEFE

A nadie le debería sorprender, pero a estas alturas, lo único gratis que queda en la movilidad eléctrica son los anuncios. Cuando se comenzó a introducir la tecnología en el mercado, se vendían coches con cargas gratis para chorrocientsoa años y hasta de por vida, se acompañaban de cargadores para el garaje o con descuentos más que interesantes, pero ahora, ahora ya todo ha desaparecido.

Los conductores que dieron el salto al coche eléctrico lo hicieron convencidos de que, además del apartado ecológico, ahorrarían dinero a largo plazo: sin gasolina, sin impuesto de matriculación y con mantenimiento reducido. Pero la fiesta podría acabarse pronto. La idea de implantar un “peaje por kilómetro” ya se discute abiertamente en Bruselas y en varios gobiernos europeos.

Bélgica, Países Bajos o Reino Unido ya estudian medidas similares. En esencia, se trata de que los coches eléctricos —que no pagan impuestos sobre el combustible— contribuyan igualmente al mantenimiento de carreteras. Un planteamiento razonable si se mira desde la recaudación, pero que destroza uno de los principales atractivos del coche eléctrico: el ahorro.

Los cargadores para coches eléctricos son cada día más comunes en los estacionamientos de grandes superficies | Imagen generada mediante inteligencia artificial

Cataluña y País Vasco ya tantean sistemas de tarificación por uso. Serían pruebas piloto que, de funcionar, podrían extenderse a toda España en unos años. La DGT lleva tiempo hablando del “pago por uso” como el modelo futuro de financiación vial, y la implantación masiva de coches eléctricos es el argumento perfecto para justificarlo.

Al no haber impuesto al combustible, hay que sacarlo de otro sitio

Durante años se vendió la idea de que el coche eléctrico era la salida perfecta al infierno de los impuestos de los combustibles fósiles. Pero sin ese ingreso, las arcas públicas empiezan a hacer cuentas. Solo en impuestos al combustible, el Estado recauda más de 20.000 millones de euros al año. Si esa fuente se seca, alguien tendrá que compensarlo.

Por eso, el kilometraje se perfila como el nuevo “litro de gasolina”. Cada vehículo podría estar geolocalizado y pagar, según lo que recorra, una especie de tarifa plana inversa. Más kilómetros, más impuesto. La tecnología para hacerlo ya existe: bastaría con registrar los desplazamientos a través de dispositivos telemáticos o incluso mediante la ITV.

Y lo peor es que el debate ya no es teórico. En países como Finlandia y Dinamarca se han hecho pruebas piloto con resultados “positivos” para la administración. Es decir: recauda bien y la gente no protesta demasiado… todavía.

Punto de carga de un coche eléctrico. | Europa Press

El futuro del coche barato que nunca llega

El problema es que el coche eléctrico sigue sin ser barato. Entre los precios de compra, los seguros y el coste de la recarga rápida, la promesa de una movilidad económica se ha ido desinflando. Si a eso se suma un impuesto por kilometraje, el sueño eléctrico empezará a parecerse mucho al viejo sistema de gasolina con otro nombre.

A medio plazo, el escenario podría ser doblemente injusto. Los conductores que no pueden permitirse un eléctrico seguirán pagando impuestos por el combustible, y los que sí lo compren pagarán por circular. Un negocio redondo… pero solo para Hacienda.

Y mientras tanto, la confianza del consumidor sigue cayendo. No solo por el precio o la autonomía, sino porque el coche eléctrico ha dejado de verse como una alternativa lógica y empieza a percibirse como una trampa económica. Lo que empezó siendo “el futuro” se está convirtiendo en un nuevo agujero en el bolsillo.

En resumen, el coche eléctrico no ha traído el ahorro prometido, sino una nueva forma de pagar. La recaudación perdida por los combustibles se recuperará, tarde o temprano, por otro lado. Y ese lado, como siempre, será el del conductor. El camino hacia la electrificación no solo pasa por los enchufes, sino también por el cajero.

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