CUIDADOS DEL COCHE
La vida útil de tu vehículo no sólo depende de las necesarias revisiones que debes hacer, también de algunas (malas) costumbres que has ido adquiriendo con el paso de los años. Una de ellas es apagar el motor después de aparcar: deberías esperar si no quieres quedarte sin coche mucho antes de lo deseado.
La vida útil de nuestro coche no sólo depende de un correcto mantenimiento, también de nuestra conducción. Y es que muchos conductores no son conscientes de la influencia que pueden tener, en la mecánica de su vehículo, algunos pequeños gestos que hacen de forma inconsciente. Hoy vamos a intentar corregir uno, aunque pueda parecer carente de lógica: ¿por qué no deberías apagar el motor cuando termines de conducir?
La respuesta general sería la siguiente: porque el riesgo de que tu coche sufra una importante avería es elevado. Y esta es una razón de peso para dejar de hacerlo, pero este motivo tiene una explicación. Todos somos conscientes de que, cuando arrancamos y nos ponemos en marcha, debemos dar un tiempo a la mecánica del vehículo para que adquiera la temperatura necesaria para trabajar correctamente realizando una conducción suave.
La explicación
Igual que tu coche necesita un tiempo para calentarse, también lo necesita para enfriarse: algo que debemos respetar de la misma manera. No todos los conductores tienen presente que, antes de apagar el motor, precisa de un período de refrigeración: sobre todo si tiene turbo. Este gesto es vital después de hacer un trayecto largo en el que nuestro ritmo ha sido alto: en este escenario, la exigencia para los bloques turboalimentados es alta por el tiempo de funcionamiento y por la acumulación de kilómetros.
Para la potencia y el rendimiento de tu coche, el turbo es un componente tan interesante… como delicado. Son capaces de alcanzar velocidades de giro superiores al régimen máximo de un motor de combustión convencional: entre 20 y 25 veces, es decir, unas 100.000 revoluciones. Esto implica trabajar a una temperatura de cientos de grados, ya que se encargan de impulsar los gases de escape procedentes de los cilindros.
Un breve período de tiempo
Razón por la que el motor turboalimentado de tu coche necesita un tiempo para enfriarse: de esta manera evitas que los rodamientos sufran y, de paso, reduces las posibilidades de sufrir una cara avería y alargas su vida útil. No te preocupes, la espera no debe ser larga: cuando aparques, bastará con dejar el motor al ralentí uno o dos minutos para que disminuya la temperatura del turbo.
Si los últimos compases de ese largo trayecto, se desarrollan por la ciudad, sin darte cuenta, estarás haciendo parte de este trabajo. ¿La razón? El motor estará circulando a bajas revoluciones y, además, hará una serie de pausas debido a los semáforos, al tráfico, a las indicaciones de las señales… El turbo se irá enfriando poco a poco y, cuando llegues a tu destino final, no tendrás que esperar tanto para apagar el motor.