NUEVO URBANO ELÉCTRICO
La premisa que une al modelo de primera generación y al que está por empezar a llegar a las calles. Valores que no se negocian ¿para una reversión E-Tech de masas?
Digamos que, por consumo, un diseño con personalidad y a la altura del legado –no es poco en tiempos de reinterpretaciones que nos mandan a dormir la siesta– y competitividad de precio, el nuevo Renault Twingo, a la espera de que se lo empiece a ver por el tráfico, ha pasado con auspicio el ojo de la crítica. La premisa de coche popular se posa en el simpático de tres puertas –ahora de cinco– tanto cuando se mira a futuro como cuando nos damos vuelta.
El Twingo, el Twingo de primera generación… Un coche para las masas, manejado tú, yo y aquel, con dos millones y medio de unidades producidas. Hoy, con intenciones claras de parte de la marca del rombo de plantarle competencia a los urbanos eléctricos chinos, busca volver a ser. Lo hecho en días pasados, hecho está, pero es su misión, ahora con batería en lugar de motor de gasolina, intentar repetir el aura. ¿Tarea difícil? El tiempo y los pasos de la movilidad sostenible dirán, pero argumentos no faltan en la antesala.
No, no debieran someterse a comparación la consagración de ayer con lo que podría ser mañana, pero me refiero, insisto, a esa premisa. El coche que fue para todos, quiere seguir siéndolo. El coche que alguna vez supo invadir las ciudades, quiere llevar a las calles un BEV que seduce y promete. ¿Puede volver a ser el hatchback popular que alguna vez fue? Antecedentes recientes de casos similares lo avalan y vienen desde la propia casa francesa.
Pienso rápidamente en el nuevo Renault 5, en cómo ha logrado convertirse en un superventas en menos de un año y medio en el mercado. Y en la competencia interna del Grupo, el nuevo Twingo ya va resultándole, y todo antes de dar inicio a su comercialización, una amenaza al Dacia Spring, el utilitario eléctrico y asequible con demanda demostrada. Una vara elevada en aspectos clave, la carta de presentación: lo dicho sobre el diseño –una corrección a los fiascos estéticos de las generaciones más modernas–, pero también marca una diferencia en calidad de materiales, lo que le atribuye valía a su bajo coste de producción.
Hay, no obstante, una fortaleza histórica que parece no estar dispuesto a negociar. Pequeño por fuera y grande por dentro. Es lo que caracterizó al Twingo desde su aparición en los noventa y quien tuvo uno no se habrá privado de configurar todos sus asientos en una cama entera, plegando hasta la butaca del conductor a 180 grados.
Ahora, el E-Tech busca respetar la versatilidad de su antecesor de combustión. ¿Podremos hacerlo cama? No, pero sí son individuales y, como el MK1, pueden deslizarse hacia atrás y hacia adelante, ajustando según las necesidades de espacio para ocupantes o para carga en el maletero. El nuevo Twingo puede, sí, volver a ser ese amigo noble y fiel. Tic-tac, tic-tac…