DOS TRUCOS
Puede que la calefacción de tu vehículo necesite algo más de tiempo para funcionar a pleno rendimiento, pero si no lo consigue debido a algún fallo… existen otros métodos menos sofisticados pero igual de útiles.
Para los conductores, el invierno es esa época del año asociada al hielo en el parabrisas, a conducir con menos horas de luz y peores condiciones climatológicas, a cristales empañados… Situaciones adversas en las que el equipamiento del vehículo juega un papel fundamental, pero cuando la calefacción no funciona: ¿cómo podemos desempañar el coche?
Este escenario puede estar provocado por dos causas. Teniendo en cuenta que la calefacción utiliza el calor que genera el motor para equilibrar los grados del habitáculo puede que el coche sólo necesite algo más de tiempo. Es algo recurrente cuando el vehículo duerme en la calle en una zona poco resguardada: espera unos minutos antes de poner en marcha este sistema de climatización.
Los fallos más comunes
Si transcurrido ese tiempo el aire caliente sigue sin salir por los difusores, todo apunta a que podría haber un fallo en la calefacción provocado por el mal funcionamiento de alguno de los elementos que permiten la entrada de aire caliente al interior. Los problemas más frecuentes se concentran en el termostato, la bomba de agua eléctrica, los manguitos de agua que pueden presentar alguna obstrucción o las electroválvulas.
Evidentemente en ese momento no podemos arreglar la avería, pero necesitamos ponernos en marcha y como el parabrisas se ha quedado frío, se ha llenado de vaho y la conducción es imposible por la falta de visibilidad. Desempañar el cristal sin el mejor arma que nos proporciona el coche es complicado, pero no imposible.
Dos trucos
Es Carglass quien proporciona un consejo infalible. Hay que abrir un poco las ventanas para eliminar el aire condensado que hay dentro del coche; no en vano este es el motivo por el que los cristales se empañan. A esta recomendación podemos añadir otra más: pasar primero una bayeta con agua y jabón y después un paño seco para eliminar cualquier resto de agua de la superficie.
Cuando el cristal esté impecable recuerda mantener una temperatura adecuada en el interior. Lo más aconsejable es que oscile entre los 18 y los 20 grados ya que demasiado frío genera incomodidad al conducir y el exceso de calor puede llegar a tener los mismos efectos que conducir con una tasa de alcoholemia de 0,5g/l.