UNA DUDA QUE AFECTA A LA SEGURIDAD
Los neumáticos son mucho más que simples trozos de caucho sobre los que nuestro coche se apoya. Por eso, conocer su funcionamiento y cuidarlos es fundamental para mejorar su vida útil y, sobre todo, nuestra seguridad
Los neumáticos son elementos fundamentales si hablamos de seguridad de un vehículo, desempeñando un papel crucial en la calidad de la conducción. Más allá de ser simples anillos de caucho, los neumáticos son fruto de la ingeniería más avanzada, diseñados para proporcionar tracción, estabilidad y maniobrabilidad sean cuales sean las condiciones de la carretera. Su banda de rodadura, compuesta por surcos y ranuras, permite evacuar el agua y mejorar el agarre en terrenos mojados, mientras que la elección del tipo de neumático, ya sea para todas las estaciones, invierno o verano, afecta directamente al comportamiento de nuestro automóvil.
Uno de los factores que más afectan al buen funcionamiento y a la vida útil de los neumáticos de nuestro coche es su presión de inflado. Los neumáticos están diseñados para funcionar a una determinada presión, y hacerlos funcionar fuera de su rango óptimo de presiones es completamente desaconsejable: su desgaste se multiplicará, la comodidad de circulación se verá claramente resentida y, por si fuera poco, el agarre del vehículo se ve mermado de manera ostensible.
Los fabricantes tanto de neumáticos como de vehículos aconsejan revisar la presión de los neumáticos de nuestros coches de manera periódica, pero lo cierto es que son muchos los usuarios que aún no tienen claro cómo y cuándo deben efectuar la medición. Muchos, además, se fían completamente de los sistemas de detección de subinflado, sistemas que alertan de una presión anormalmente baja en un neumático, sin tener en cuenta que cuando estos sistemas alertan al conductor suele ser ya demasiado tarde.
Revisar la presión de los neumáticos es un gesto que muchos conductores deberían interiorizar como necesario. Para llevarlo a cabo, lo primero que debemos tener claro es a qué presión deben estar inflados los neumáticos. Este dato suele encontrarse en el manual de instrucciones del vehículo, en el umbral de la puerta o, incluso, en la tapa del depósito de combustible. Una vez tengamos claras las presiones a las que tenemos que inflar los neumáticos, vamos a responder a la gran pregunta: ¿en frío, o en caliente?
Lo ideal es revisar las presiones de los neumáticos en frío, ya que es cuando vamos a obtener la medida exacta y realista de la presión de inflado del neumático. Cuando el vehículo circula, el rozamiento del neumático contra el asfalto hace que éste se caliente y, por tanto, caliente el aire contenido en su interior. El aire a presión, al calentarse, tiende a expandirse y, por tanto, si medimos la presión del neumático cuando hemos rodado durante un rato con el coche, obtendremos una medida más elevada.
Si por la razón que sea tienes que medir la presión cuando el neumático no está frío, debes tener en mente que la medida que arroje el manómetro no será exacta, sino que estará entre 0,2 y 0,3 bar por encima de la real. Si tienes que corregir la presión de inflado, ten en cuenta ese margen y todo irá bien.