¿UN IMPULSO PARA EL COCHE ELÉCTRICO?
El gasóleo es uno de los carburantes más populares y consumidos en nuestras carreteras, pero su uso está de capa caída. La llegada de un posible impuesto que añada algunos céntimos a su precio puede ser la puntilla definitiva...
El diésel ha sido durante mucho tiempo el combustible dominante en España, logrando una gran popularidad debido a su eficiencia en el consumo de combustible y a los incentivos fiscales históricos, que lo han hecho más asequible que la gasolina. A lo largo de los años, el parque automovilístico español llegó a tener una mayoría de vehículos diésel, representando más del 70% del mercado. Sin embargo, a partir de 2015, la tendencia cambió drásticamente debido a una mayor conciencia sobre los efectos contaminantes de este tipo de motores, lo cual llevó a varios gobiernos y ciudades europeas a aplicar restricciones para reducir sus emisiones de óxidos de nitrógeno y partículas.
Uno de los principales motivos del declive de los motores diésel ha sido el endurecimiento de las normativas medioambientales. Los motores modernos de este tipo, aunque mucho menos contaminantes que sus predecesores, requieren tecnologías como AdBlue y filtros de partículas para cumplir con los límites de emisiones. Esos sistemas han elevado los costes de fabricación, haciendo menos rentable la opción del diésel frente a otras alternativas más limpias.
Además, el precio del combustible diésel ha sido un punto de fricción reciente. Aunque históricamente ha sido más económico, se ha planteado la idea de aplicar un "impuesto al diésel" en Europa, incluida España. Este impuesto consistiría en eliminar la bonificación fiscal que históricamente ha beneficiado a este combustible, alineando su precio con el de la gasolina para desincentivar su consumo.
De hecho, ya en 2022 el Gobierno español contempló esta medida en su Plan de Recuperación, la cual fue respaldada por la Unión Europea. Sin embargo, se descartó temporalmente debido a la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, que impulsó los precios de los combustibles, lo que habría supuesto un golpe adicional para los usuarios y la industria del transporte en un momento muy delicado para la economía de medio mundo.
Hoy en día, aunque el diésel sigue presente en el parque automovilístico español, su cuota de mercado ha descendido considerablemente en favor de vehículos eléctricos, híbridos y de gasolina. La situación actual, además de los potenciales cambios en los impuestos, hace que el futuro del diésel sea incierto, aunque sigue siendo valorado por conductores que recorren largas distancias debido a su eficiencia. Sin embargo, los cambios en las políticas fiscales y medioambientales están llevando cada vez más a una movilidad más sostenible y con menos dependencia de los combustibles fósiles, lo cual probablemente continuará empujando al diésel hacia una posición menos predominante en el mercado.