Una buena reparación de carrocería es más importante de lo que parece
Cuando reparamos un golpe de nuestro coche, hacerlo de forma correcta es más importante de lo que pueda parecer.
Estadísticamente, lo más probable es que tarde o temprano nos toque, como mínimo, llevar nuestro coche al taller para reparar un golpe en la carrocería. No hablamos de los típicos 'bollos'que tenemos por culpa de un mal aparcamiento contra una columna o de los 'picotazos' que afean los laterales de nuestro coche al abrir las puertas de forma brusca.
No, hablamos de un golpe más serio, que requiera el minucioso trabajo de un chapista. Reparar estos golpes suele suponer un buen pellizco, nuestra cartera lo sabe y por eso nos cuesta más de la cuenta acceder a este tipo de reparaciones, buscando en ocasiones las ofertas más baratas para poder ahorrarnos unos euros. Al fin y al cabo, la chapa de nuestro coche es muy resistente y no va a pasar nada…¿verdad?
Sinceramente…no lo hagas. No escatimes en este tipo de reparaciones. ¿Por qué? Cuando un metal se deforma, cuando volvemos a ponerlo en su posición y volvemos a darle la misma forma que tenía originalmente, es habitual que esta pieza pierda propiedades y ya no sea tan rígida como debería. Por eso, una buena reparación es básica.
La carrocería es, en términos finales, el “cascarón” que nos protege en caso de accidente. Que absorba de forma correcta el golpe es básico cuando se trata de un golpe, por lo que una mala reparación, en la que el metal no absorba la energía del golpe o se deforme más intensamente puede hacer que la intrusión dentro del habitáculo sea mayor, produciendo más daños a los ocupantes.
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