En 1970 surge el Range Rover. Un modelo que, sin olvidar sus genes, hacía gala de un nivel de lujo y tecnología nunca vistos en este tipo de vehículos. Pero bajo esa piel de persona civilizada,
en su interior seguía latiendo un corazón salvaje. Un historial impecable, ya que la palabra polivalencia adquiere un nuevo significado dentro del automóvil.
El Range se situó como un símbolo de estatus social y buen gusto.Con el nuevo milenio aparece la tercera generación y la familia Range empezó a crecer: llegó la versión Sport. Aun así, había hueco en el mercado para un tercer miembro. Pero no fue hasta el Salón del Automóvil de París,
coincidiendo con el 40 aniversario del primer Range Rover, cuando se da vida a un novedoso concepto en la firma británica: el Evoque. Su diseño era muy personal.
Recuperaba no sólo la opción de tres puertas, original del primer Range, sino también su tamaño. Y así, es como la familia se termina de cerrar. El Evoque ha sido uno de esos coches que ha roto moldes. Desenfadado, con una imagen muy potente y sin perder las capacidades ruteras del resto de modelos.
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