PUEDEN DEBERSE A DIFERENTES FACTORES
Seguro que en alguna ocasión has apagado el coche y te percatas de la presencia de una serie de ruidos metálicos tal vez poco habituales, pero lo cierto es que tienen su explicación y pueden deberse a diferentes aspectos.
La mecánica de un coche puede ser muy compleja en ocasiones, provocando auténticos quebraderos de cabeza para descubrir qué es lo que está mal en éste. Por suerte, no sucede con los ruidos metálicos que emana el escape y que seguro que en más de una ocasión has podido escuchar. Tranquilo, porque por norma general no es algo relevante, y si lo es, tiene una solución e identificación relativamente sencilla.
Y es que seguro que has llegado a casa después de usar el coche y, al apagarlo, has escuchado un ruido proveniente del escape y amplificado por el eco del garaje. Se asemeja al ruido de las palomitas en el microondaso de las brasas de una hoguera, pero la causa de estos no tiene mucho que ver con los ejemplos.
El ruido metálico del escape: ¿por qué se produce éste?
Debemos tener en cuenta que el sistema de escape de un coche cuenta con numerosos tramos y piezas que, en función del tipo de vehículo que se trate, buscan ser más o menos restrictivas con el sonido procedente del motor. Estamos hablando de un sistema que va conectado a la mecánica por medio de unos colectores que, a su vez, derivan en toda la tubería que vemos debajo del coche y que, por norma general, está expuesta a sufrir daños.
Y es que salvo vehículos que cuentan con protecciones de bajos, el sistema de escape de un coche es uno de los primeros en sufrir golpes por badenes, chinazos por cortesía de pierdas que saltan y otros muchos factores. Esto puede derivar en diferentes holguras en el mismo, haciendo que una pieza esté suelta y roce con otras, logrando así que, después de un día de conducción, oigamos ruidos metálicos procedentes de elementos flojos del escape chocando entre sí.
Esto puede ser tan fácil de solucionar como revisar las arandelas que lo sujetan, apretarlas o incluso cambiarlas. Aunque en el peor de los casos nos podemos encontrar con desperfectos y daños que compliquen el correcto funcionamiento del sistema de escape, lo que nos obligaría a cambiar piezas concretas.
En el mejor de los escenarios este ruido se debe a la expansión térmica y fricción estática. Y es que estos fenómenos, muy comunes en componentes mecánicos de un coche que cogen altas temperaturas, suelen darse sobre todo después de haber realizado una conducción deportiva y de haber hecho trabajar mucho al motor.
En cuanto al sistema de escape ya sabemos que sus piezas están sumamente cerca, y que sufren contracción y expansión debido a una temperatura muy alta. Esto provoca que su tamaño varíe aunque resulte imperceptible para el ojo humano, y genera un rozamiento entre los propios elementos del escape.
Este rozamiento debido a la expansión y contracción del sistema de escape provoca esos ruidos metálicos. Así que si los escuchas después de haber conducido por tu tramo de montaña favorito revolucionado más de lo habitual el motor y haciéndolo alcanzar una temperatura más alta, se debe a algo completamente normal.
También te puede interesar: Así es la nueva normativa para los coches abandonados que molestan en parkings y comunidades