EN ESPAÑA
La Asociación del Transporte Internacional por Carretera prevé un transporte de mercancías por carretera español plagado de incertidumbres y cambios para el próximo año.
El sector español del transporte de mercancías por carretera va a tener que afrontar un 2024 plagado de retos, incertidumbres y cambios, tal y como aseguran desde la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (ASTIC). Una serie de indecisiones generadas por un panorama macroeconómico complejo a causa de los altos tipos de interés y la inflación, además de los conflictos bélicos actuales.
En este contexto, destacan por encima de todo tres tendencias, siendo estas el alza de los costes del sector, la ralentización del crecimiento y los movimientos corporativos en el campo de las fusiones y adquisiciones con empresas de transporte tanto en el caso de los compradores como en el de los vendedores, según informa Diario de Transporte.
"Vivimos tiempos convulsos que también afectan al transporte por carretera. Es complicado realizar previsiones acertadas a corto plazo. Sin embargo, si se cumplen las últimas previsiones macroeconómicas de la UE, que no son demasiado optimistas con vientos de estanflación, la demanda de servicios de transporte de mercancías también se estancará", aclara el vicepresidente ejecutivo de ASTIC y miembro del Comité Ejecutivo de Presidencia de la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU), Ramón Valdivia.
Este sector seguirá enfrentándose en 2024 a unos elevados costes sociales después de que el Ejecutivo dictaminase un aumento del 8,6% en las bases de cotización. Cabe destacar, que en España, las empresas dedicadas al transporte por carretera tienen que soportar 1.000 euros más que las empresas alemanas por conductor en cuanto a costes sociales se refiere.
Valdivia recordaba también que "no podemos olvidar que los salarios de los conductores es la principal partida de gasto, junto con el combustible, para una empresa transportista". A su vez, tanto los camiones como sus componentes, véase los neumáticos, también han sufrido un encarecimiento, al igual que los costes financieros y de mantenimiento reflejado en los préstamos y financiaciones de las empresas transportistas.
Otro problema al margen de los citados son los peajes. En España, muchos de estos han incrementado de forma sustancial su precio. Tampoco se quedan atrás los de los países como Austria o Alemania, donde los transportistas se ven obligados a pagar hasta un 83% más que antes. Este aumento se justifica por la introducción de un criterio sobre las emisiones de dióxido de carbono que emite cada vehículo, una medida cada vez más frecuentada en el territorio europeo.
"Todos estos costes disparados continuarán erosionando la capacidad de mantener los márgenes de nuestras empresas de transporte. Afortunadamente, los combustibles han cesado en la presión inflacionista respecto a los peores momentos de 2022, donde su precio llegó a incrementarse hasta un 40 %, pero siguen siendo aún sustancialmente más caros que en 2021", concluía el vicepresidente de ASTIC.