El truco para detectar golpes invisibles en un coche de segunda mano antes de comprarlo

Comprar un vehículo de segunda mano puede ser una buena opción para ahorrar un poco de dinero, en caso de que no dispongamos de liquidez para afrontar la compra de un coche nuevo, y también es buena idea como primer vehículo después de sacarnos el carnet. Sin embargo, pese a ser de segunda mano, debemos intentar adquirir el coche en buen estado y conocer todo lo relacionado con el historial de ese vehículo para que no nos timen.

Los golpes en la chapa del coche pueden parecer poco importantes, pero una mala reparación, aunque visiblemente no destaque, pueden causar averías y problemas en el futuro. Un golpe mal reparado puede causar desgaste, oxidación e incluso filtraciones de agua dentro del vehículo. Para poder evitarlo en lo posible, es recomendable revisar un coche de segunda mano siempre en el exterior o en un lugar con mucha luz, mirar desde varias perspectivas la carrocería y poner especial atención a los filos de las puertas y dobleces de la chapa.

Existe, sin embargo, un aparato que nos puede permitir localizar cualquier tipo de reparación oculta en la chapa del coche. Un medidor de espesor es un aparato portátil y pequeño que es fácil de transportar y usar, y nos permite saber si hay algún tipo de reparación debajo de la pintura. Su función es determinar cuántos milímetros de pintura tiene el coche, dándonos un valor de micras.

Un coche que sale del concesionario debe tener un grosor de pintura de entre 100 y 200 micras. Si un coche ha sufrido un golpe y se ha repintado, probablemente su espesor sube de entre 300 y 400 micras. Por encima de las 400 micras, seguramente la carrocería ha sufrido un problema grave y se ha modificado esa zona. Revisa toda la chapa del coche para comprobar si hay grandes desviaciones de grosor entre zonas más o menos cercanas.

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