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La última alternativa para sustituir a la gasolina: tan popular que la tienes en tu propia casa

La llegada de nuevas alternativas a la movilidad tradicional hace que la investigación y el desarrollo de ellas sea cada vez mayor. Los combustibles fósiles parecen haber firmado ya su sentencia de muerte, pero aún existen alternativas.

La movilidad personal está cambiando, y cada vez hay más alternativas para desplazarse, a cada cual más respetuosa con el medio ambiente y con menor impacto en el mismo. Esto hace que el coche se haya visto ligeramente desplazado, aunque con el despegue de la tecnología eléctrica lo cierto es que cada vez son más los fabricantes que han visto en este tipo de vehículos la respuesta para seguir produciendo vehículos con gran demanda.

Los combustibles fósiles parecen ya haber firmado su sentencia de muerte, al menos en regiones como la europea, pero gracias a la tecnología actual del coche eléctrico es cierto que cada vez es más fácil comprarse un coche impulsado por electricidad sin tener que echar de menos las características de un coche con motor térmico. La última alternativa a la gasolina y al diésel tradicionales nos llega esta vez desde EEUU, donde la empresa Amogy ha comenzado a utilizar el amoniaco como fuente de energía.

Sí, hablamos del amoniaco, un componente de sobra conocido por todos gracias a su poder de limpieza, que la mayoría de nosotros tenemos en nuestras propias casas, y que parece ser una alternativa viable para los vehículos eléctricos que utilizan una pila de combustible. ¿Cómo es posible?

La alternativa a la gasolina llega desde el amoniaco

El uso del amoníaco como fuente de energía en los coches eléctricos es una idea innovadora y prometedora ya que es un compuesto químico fácil de producir y almacenar, y también es más seguro que otros combustibles alternativos como el hidrógeno, que hasta la fecha ha sido el principal elemento de uso en los coches eléctricos con pila de combustible.

El amoníaco es un gas incoloro, que se compone de nitrógeno e hidrógeno. En los coches eléctricos, el amoníaco se puede utilizar como una fuente de hidrógeno para alimentar una pila de combustible. La pila de combustible convierte el hidrógeno en electricidad, que se utiliza para alimentar el motor del coche. La ventaja del amoníaco es que se puede producir a partir de fuentes renovables de energía, como la energía eólica y solar. Además, el amoníaco se puede almacenar de forma segura y transportar en grandes cantidades, lo que lo convierte en una alternativa viable a los combustibles fósiles.

Como parte negativa (que como siempre sucede, la hay), nos encontramos con algunos subproductos del amoniaco como el óxido de nitrógeno (NOx) o el óxido nitroso (N2O), componentes que en el primer caso resultan muy dañinos y contaminantes y en el caso del segundo suponen un factor multiplicador del efecto invernadero.