Podría ser el futuro de la movilidad
Renault está apostando fuerte por la innovación con su nuevo Renault Emblème Concept, un shooting brake que combina lo mejor de dos mundos: un sistema de propulsión híbrido con electricidad e hidrógeno.
Su nombre no es casual, y es que representa el emblema de la dirección que tomará la marca en su camino hacia la neutralidad de carbono en 2040. El Emblème promete ofrecer una autonomía que alcanza los 1.000 km con una configuración única, diseñada para reducir el impacto ambiental sin sacrificar prestaciones o comodidad.
El Renault Emblème introduce un nuevo enfoque en la tecnología híbrida al combinar un motor eléctrico de 160 kW alimentado por una batería de 40 kWh y una pila de combustible de hidrógeno de 30 kW. Esta combinación permite que el coche funcione de forma eficiente en trayectos cortos, utilizando la energía de la batería, mientras que el hidrógeno se convierte en la fuente principal para viajes más largos, logrando una eficiencia cercana al 60%. Lo mejor de ambos mundos pero olvidando los combustibles fósiles. Una nueva forma de crear un coche híbrido.
Con solo 2,8 kg de hidrógeno almacenados, el Emblème puede recorrer unos 350 km adicionales sin necesidad de recargar la batería. Una ventaja clave es la velocidad de repostaje: bastan cinco minutos para llenar el tanque de hidrógeno, igualando así los tiempos de un vehículo de combustión interna. Junto a la batería, solo serán necesarios dos repostajes para alcanzar esos 1.000 km de autonomía.
Sin embargo, el desafío actual es la infraestructura de hidrogeneras, aún limitada en España, lo que dificultaría el uso de esta tecnología en el corto plazo. De hecho, es uno de los motivos por los que otros coches de hidrógeno han tenido un mercado complicado en nuestro país, tales como el Toyota Mirai o el Hyundai Nexo. Pero es cierto que este Renault Emblème presenta diferencias, pues incorpora una base de batería eléctrica que permitiría no depender de un único tipo de propulsión.
El Emblème no solo se destaca por su tecnología, sino también por su diseño avanzado. Con una longitud de 4,8 metros y un peso total de 1.750 kg, el vehículo ha sido optimizado para maximizar la aerodinámica. El coeficiente aerodinámico (Cx) es de 0,25, gracias a detalles como las cámaras laterales que sustituyen a los retrovisores, y un difusor trasero activo inspirado en la Fórmula 1, lo que reduce la resistencia al aire y mejora la eficiencia energética.
Respeto al tipo de vehículo que Renault ha elegido para dar forma a este Emblème, nos encontramos con un Shooting Brake. El tan popular formato hecho mítico por el Porsche Panamera combina suficiente tamaño para permitir alojar baterías y sistemas de propulsión híbridos con un aspecto deportivo desafiante.
El exterior cuenta con un acabado en un verde dicroico, una elección de color que refuerza su aspecto futurista, mientras que el interior ofrece un habitáculo espacioso y cómodo, pensado para viajes largos sin comprometer el estilo o la funcionalidad. Aunque se trata de un concepto, por lo que es de esperar que en su llegada al mercado de cara al futuro presente un diseño algo más convencional.
Aunque el Renault Emblème todavía es un prototipo, su presentación supone un hito importante para la marca. Este modelo podría no llegar a producción tal como lo conocemos, pero deja entrever un posible futuro en el que los vehículos híbridos combinan hidrógeno y electricidad de manera eficiente, ofreciendo una alternativa real a los coches de combustión interna.
La intención de Renault con este concepto es clara: alcanzar la neutralidad de carbono en Europa para el 2040 y reducir las emisiones de CO2 en un 90% en comparación con los modelos actuales. Si bien aún queda trabajo por hacer para que la infraestructura y la tecnología estén disponibles a gran escala, el Emblème nos ofrece una visión de lo que podría ser la movilidad del futuro: eficiente, sostenible y con autonomía suficiente para cualquier tipo de viaje.