CUARTA GENERACIÓN
Nos hemos puesto al volante del nuevo Superb, la berlina de Skoda que se ha ganado un sitio en el mercado, referencia en su segmento y de la que ya se han fabricado más de 1,6 millones de unidades.
El segmento de las berlinas no vive su mejor momento, pero si hay una de las pocas que destacan en el mercado, y con un éxito consolidado y una versatilidad de primer nivel, ese es el Skoda Superb. Es la opción ideal para familias o empresas que buscan un coche que sea atractivo, cómodo y práctico. Para ello, esta cuarta generación es más larga y alta, ofrece más espacio en su interior y, además, eficiente.
El Superb es reconocible al instante, gracias a los faros Matrix LED y a la parrilla octogonal del radiador en su frontal. Además del nuevo logotipo colocado en el capó. Y esto se combina con una elegancia, gracias, en parte, a la caída del techo en la parte trasera, a elementos como los retrovisores aerodinámicos o las llantas de hasta 19 pulgadas. Destacando también las líneas limpias de la parte trasera, con las letras de Skoda en el portón y los grupos ópticos con tecnología LED.
El habitáculo continua ese patrón de elegancia y funcionalidad que da forma al Superb, con materiales de calidad y una posición de los elementos de conducción, como las pantallas o la palanca selectora, colocados a la altura de la vista del conductor. Es imposible no fijarse en su pantalla de infoentretenimiento de 13 pulgadas, en la consola central con mucho espacio y los Skoda Smart Dials.
Así denomina Skoda a los comandos que tanto nos gustan, porque no hay nada como poder subir o bajar la temperatura ambiente a través de unos mandos físicos giratorios. O también el asistente de voz Laura, que facilita el control de numerosas funciones del vehículo y de infoentretenimiento.
La guinda del pastel la pone lo que en Skoda denominan soluciones Simply Clever. Va desde varios puertos USB-C de carga rápida repartidos por todo el interior; bolsillos para el móvil en los respaldos de los asientos; portavasos y soporte para tablet en el centro de la banqueta trasera; o pequeños detalles como un paraguas guardado en un lateral del panel de la puerta del Superb, o un rascador de hielo en la tapa de repostaje, que sirve tanto para rascar el hielo, pero también con un medidor de desgaste de los neumáticos.
Cuenta con motores de cuatro cilindros, con potencias que van desde los 150 a los 265 CV, asociados a un cambio automático de doble embrague DSG y siete velocidades. Estando disponibles en diésel, gasolina, microhíbridos y también en versión híbrida enchufable, con una autonomía eléctrica de más de 100 km.
La versión que hemos probado es toda una primicia en la serie Superb. Se trata de la motorización microhíbrida de gasolina de 150 CV, de lo más completa. No le falta empuje, tiene un consumo moderado y, a nivel dinámico, gracias a la dirección progresiva, es muy fácil de maniobrar y aparcar, con un mayor ángulo de giro del volante cuando circulemos por ciudad.
Por carretera, es muy estable, con aplomo y si te gusta conducir, aquí, en la parte delantera, es realmente cómodo; y si prefieres viajar, en los asientos traeros, irás con mucho espacio y tranquilidad. No hay duda de que en una berlina se prima esto al máximo. Y con una capacidad de maletero de 645 litros, ya no tendrás que preocuparte por donde meter todos tus “bártulos”. De hecho, si esta capacidad no es suficiente, se puede aumentar a 1.795 litros cuando se abaten los asientos traseros.
Por último, y no por ello menos importante, el Superb está equipado con sistemas de asistencia al conductor de última generación que no solo te mantienen a salvo a ti y a tus acompañantes, sino también a los peatones, ciclistas y demás usuarios de la vía.
La versatilidad es uno de los puntos fuertes del Skoda Superb, además de la tecnología que ofrece a bordo, que es lo que esperamos de cualquier coche moderno.