Probamos el Porsche 911 Carrera RS 2.7, un exclusivo coche carreras-cliente en clave clásica

Esta semana en Centímetros Cúbicos hemos viajado a Stuttgart (Alemania) para visitar la casa de Porsche, donde hemos tenido la gran oportunidad de probar el Porsche 911 Carrera RS 2.7, uno de los 911 más deseados que este año cumple 50 años.

Pese a que en apariencia puedan parecerse, la versión Sport y la Touring tienen diferentes filosofías, pensadas para diferentes tipos de clientes. La elección ha sido dura pero hemos decidido subirnos a la versión Sport, es la más apetecible. Es la que huele a competición de verdad, la más exclusiva, con tan solo 200 unidades construidas en el mundo. Alguna ya ha salido a subasta pasando del millón de euros.

Para dar vida a esta obra de arte con ruedas se confió en el motor boxer de seis cilindros que llevaba el 911S de la época, aunque se mejoró para este Carrera RS, aumentando la potencia hasta los 210 CV. Con ellos pasa de 0 a 100 km/h en unos respetables 5,8 segundos.

Lacaja de cambios manual de cinco velocidades tiene el tacto de los coches de carreras de la época. Es precisa, pero es ruda, dura. No puedes dudar a la hora de meter las marchas. Hay que hacerlo con decisión y firmeza. El coche corre mucho, no solo por el motor, sino porque es muy ligero. Pesa solo 960 kilos, 100 menos que el Touring, y eso se tiene que notar.

Es la receta clásica de un deportivo, sobre todo en esa época: poco peso y potencia suficiente para sacarte una sonrisa a cada kilómetro. ¡Es una pasada!

Su comportamiento dinámico es sublime, también en parte gracias al alerón trasero, que no solo mejoraba su aspecto visual, sino también su estabilidad, sin impedir una velocidad punta hasta los 245 km/h, 5 por hora más que el Touring.

Es, sin duda, uno de los mejores Porsche que hemos probado. Es de los primeros coches “carreras-cliente” que existieron.

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