Ya está a la venta desde 230.000 euros
La gama KTM X-Bow se amplía con un supercar biplaza de 530 CV que declara un peso en orden de marcha de apenas 1.030 kilos. Con una relación peso/potencia de 1,98 kg/CV, promete destrozar el cronómetro en cualquier pista de carreras.
En 2008, KTM lanzó al mercado su primer coche, el X-Bow, un curioso bipaza que pesaba poco más de 800 kilos y prometía ofrecer unas sensaciones similares a las que proporcionan las motos de la marca austriaca. Enseguida, se convirtió en un habitual de los track days y, más tarde, también llegó a la competición de la mano de la versión de carreras GT4 homologada por la FIA.
A lo largo de este tiempo, la gama X-Bow también ha evolucionado con versiones más radicales, como el X-Bow RR, y variantes que pueden utilizarse de forma más cómoda en la calle, como el X-Bow GT, pero ahora, KTM ha ido más allá y ha presentado un auténtico supercar que puede medirse con modelos de categorías superiores, como el Porsche 911 GT3 o el nuevo Ultima RS.
Se llama KTM X-Bow GTX y su diseño recuerda más a una barqueta de competición que a un coche de calle. La carrocería está fabricada en fibra de carbono y cuenta con todo tipo de apéndices aerodinámicos, como un difusor trasero con luces led integradas en su parte central que recuerdan a las de un Fórmula 1, además de un enorme alerón trasero fijo que permite ajustar su posición.
Al interior se accede a través de un sistema que bascula la cabina para ‘saltar’ dentro, por lo que no hay puertas que reduzcan la rigidez del conjunto y penalicen la aerodinámica. Tanto se ha tenido en cuenta este último aspecto, que tampoco hay retrovisores exteriores, simplemente dos cámaras que proyectan todo lo que graban en dos pantallas situadas dentro del cockpit, a ambos lados del conductor.
Para entrar, también hay que esquivar la estructura de la jaula de seguridad homologada por la FIA. Una vez dentro, la fibra de carbono está presente en cada milímetro y hay que acomodarse en unos asientos de tipo buquet firmados por Recaro. El módulo de los pedales es ajustable –se desplaza 30 cm longitudinalmente–para encontrar la posición de conducción ideal y el volante combina la fibra de carbono con el Alcantara para un agarre óptimo. A través de él se controlan todas las funciones del coche, incluidos los intermitentes y las luces, que son de led.
Para el motor, KTM ha vuelto a confiar en Audi –el X-Bow utiliza un bloque 2.0 TFSI de 240 CV–, pero esta vez ha optado por el bloque 2.5 TFSI de cinco cilindros en línea que montan los Audi RS 3 Avant y TT RS. Eso sí, la mecánica ha sido modificada para desarrollar 530 CV y 650 Nm de par máximo, es decir, 130 CV más que en su especificación original. Por supuesto, va colocado en posición central.
Toda esa potencia pasa directamente a las ruedas traseras a través de una caja de cambios secuencial de seis velocidades y un depósito de combustible de 120 litros garantiza una autonomía suficiente como para rodar varias vueltas sin tener que parar a repostar, si bien tiene dos bocas de llenado rápido a ambos lados del coche.
El conjunto se completa con una dirección eléctrica con tres modos de conducción que dan la posibilidad de modificar su respuesta, una suspensión desarrollada por el especialista Sachs y unos frenos con discos de 378 mm y pinzas de seis pistones delante y discos de 355 mm y pinzas de cuatro pistones detrás.
KTM no ha desvelado las prestaciones de este X-Bow, pero podemos hacernos una idea de lo que es capaz teniendo en cuenta que el GTX detiene la báscula en 1.048 kilos y tiene 530 CV, lo que da una relación peso potencia de apenas 1,98 kg/CV. Sencillamente brutal. El fabricante austriaco ya lo ha puesto a la venta desde 230.000 euros.