EN SABIÑÁNIGO, HUESCA
La jueza describe la "extrema crueldad" de las torturas sufridas por Naiara, la niña de ocho años asesinada por su tío
El sumario que recoge el relato de hechos proporcionado por la instructora describe con minuciosidad las más de ocho horas de vejaciones y crueles torturas que padeció Naiara. La jueza cree que su tío actuó con "extrema dureza y crueldad".
La jueza que investiga la muerte de Naiara, la niña de 8 años asesinada en Sabiñánigo (Huesca) a causa de una brutal paliza, considera que el presunto asesino, el tío político de la menor, actuó con "extrema dureza y crueldad" en las torturas que le infligió.
Los castigos físicos, relata la juez, comenzaron el 5 de julio en el domicilio de la madre del acusado, después de pasar toda la noche la niña de rodillas sobre pequeñas piedras con la obligación, impuesta por su tío político, de que copiara 20 hojas de una lección escolar.
Sobre las 8.15 horas, el acusado, Iván P.P., de 33 años, comenzó a golpear a la niña por no haber realizado la tarea impuesta, llegando incluso a darle descargas eléctricas. La jueza detalla la brutalidad de las torturas que sufrió la pequeña, que fue atada y amordazada mientras seguía recibiendo golpes, y que finalmente perdió el conocimiento después de que reiteradamente su tío la zarandease y la tirase contra el suelo.
Los servicios de emergencias solo fueron alertados después de que Naiara hubiese permanecido más de dos horas y media en una bañera y ante la advertencia de una de las sobrinas sobre su estado. La niña murió la mañana del día siguiente en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza debido a la gravedad de las lesiones sufridas, en especial las recibidas en la cabeza tras ser zarandeada.
El sumario que recoge el relato de hechos proporcionado por la instructora describe con minuciosidad las más de ocho horas de vejaciones y crueles torturas que padeció la pequeña antes de ser avisados los servicios de emergencia por el presunto asesino.
La magistrada considera al imputado, Iván P.P., presunto autor material del crimen, pero implica a la abuelastra y padrastro de la niña en los severos castigos sufridos desde mucho tiempo antes por la menor con el fin de vencer su resistencia a estudiar.
Por esta razón, la juez mantiene como investigados a ambos por un presunto delito continuado de maltrato en el ámbito familiar. También alude a la posible participación de otras dos sobrinas del acusado, ambas menores de edad, que convivían en el domicilio familiar en presuntas tareas de vigilancia de que los castigos eran cumplidos con el rigor exigido.
La juez no aprecia, sin embargo, indicios de que la madre de la menor, Mariela Benítez, que trabajaba fuera de Sabiñánigo, fuera conocedora de los castigos y torturas que sufría su hija.
La juez, que se apoya en los testimonios del acusado y de su familia política así como en las numerosas pruebas recogidas en el domicilio por la Guardia Civil, insiste en la "extrema gravedad, crueldad y dureza" de los castigos infligidos a la menor por el presunto asesino.
El sumario también recoge datos sobre los castigos sufridos desde tiempo atrás, principalmente colocar a la menor de rodillas sobre piedras y ortigas, y de la labor de vigilancia que exigía el acusado a sus dos sobrinas, hijas de una hermana y bajo la custodia de la abuela. La magistrada argumenta que tanto el padrastro y la abuelastra eran conocedores de estos castigos anteriores a la jornada en que se produjo la muerte de la niña, por lo que los mantiene como investigados.