¿PODRÍA ESTAR UNA ÚNICA PERSONA DETRÁS DE TODAS LAS LLAMADAS?

Un delito vía telefónica, en el que no hay rehenes y las verdaderas víctimas son los familiares

No quieren pagos en mano. A través de los locutorios, el secuestrador hace que el dinero del rescate se mueva por el circuito legal. Desde aquí el dinero viaja a cualquier parte del mundo en cuestión de minutos. Con sólo su voz consiguen paralizar a sus víctimas y sembrar el terror a su paso… hasta que llegan a una casa del centro de Madrid. Al contactar con su hija, descubre las claves de un nuevo tipo de secuestro: un delito vía telefónica, en el que no hay rehenes y las verdaderas víctimas son los familiares.

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