La sentencia paso a paso

Así razona el Supremo su condena al fiscal: un ejemplo de deducción judicial ante la inexistencia de pruebas directas

Los detalles No hay un testigo que vea al fiscal filtrar el correo, pero la combinación de indicios —desde el acceso exclusivo a la información hasta el borrado sospechoso de mensajes— hace que los jueces concluyan que él o alguien cercano fue responsable.

No hay humo sin fuego… y eso es justo lo que piensa el Tribunal Supremo sobre Álvaro García Ortiz, entonces fiscal general del Estado. Aunque no hay pruebas directas de que él filtrara un correo del abogado del novio de Ayuso, los jueces concluyen que no hay otra explicación razonable: el correo salió de la Fiscalía y él o alguien muy cercano a él lo sabía. Esa es, en pocas palabras, la base de su condena a dos años de inhabilitación.

En la página 137, la sentencia lo dice claro: "No existe una explicación alternativa razonable que permita cuestionar que la filtración se desarrolló en la Fiscalía General del Estado". Traducido a lenguaje llano: como nadie sabe cómo llegó el correo a los periodistas, se asume que fue el fiscal o alguien de su entorno inmediato. La sentencia no lo acusa de manera directa, pero la lógica de los jueces es contundente: si no hay otra explicación plausible, hay responsabilidad.

Otro elemento clave es la valoración de los testigos. Por ejemplo, un periodista declaró que ya tenía la confesión del abogado una semana antes de que llegara al fiscal. La sentencia reconoce su testimonio, pero aclara que eso no basta para descartar la responsabilidad del fiscal: "El hecho declarado probado (…) no se hace depender solo de la percepción sensorial subjetiva".

Además, el Supremo subraya el borrado manual de mensajes, que considera sospechoso. La página 132 señala: "La destrucción artesanal de los dispositivos (…) no está respaldada por la normativa dictada en esa materia". Es decir, no había obligación de borrar mensajes, y menos de forma manual, lo que aumenta la sospecha de intento de ocultar información relevante.

En resumen, la condena al fiscal no se basa en pruebas directas de que él filtrara el correo, sino en una combinación de indicios:

  • No hay otra explicación razonable sobre cómo llegó el correo a los periodistas.
  • No se considera suficiente la versión de los testigos.
  • El borrado manual de mensajes genera sospechas de ocultación de pruebas.

La sentencia es un ejemplo clásico de cómo los tribunales pueden llegar a una condena por deducción lógica y cuadro probatorio, aunque no haya un testigo que vea al acusado en el momento exacto de los hechos. En lenguaje llano: si no hay otra explicación, y ciertos detalles hacen sospechar, el fiscal es responsable directa o indirectamente.

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