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NO SÓLO EL ARROZ: MUCHOS MÁS SON PELIGROSOS
Los efectos del consumo prolongado pueden llegar a perjudicar gravemente la salud.
El arsénico es un elemento químico de la tabla periódica catalogado como un semimetal. No solo se encuentra de manera natural en el medio ambiente en pequeñas concentraciones en la tierra y minerales, también está presente en estos alimentos que te enseñamos en el vídeo.
Hay dos tipos de arsénico: el orgánico y el inorgánico. El primero es la sustancia combinada con oxígeno, cloro y azufre, y no resulta tan nocivo para la salud. El inorgánico está combinado con carbono e hidrógeno, y es el que presenta unos mayores niveles de toxicidad para el ser humano.
El arsénico, en su forma inorgánica, ha sido reconocido por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS) y la EPA como sustancia carcinogénica en seres humanos. El efecto más llamativo de la exposición oral prolongada de esta sustancia es un cuadro de alteraciones cutáneas, pudiendo derivar en cáncer de piel. También se aumentan las posibilidades de desarrollar cáncer de pulmón, vejiga e hígado.
En muchos de los alimentos que consumimos habitualmente se encuentran pequeñas dosis de esta sustancia, sobre todo en el pescado y el marisco. Además, se sabe que este tipo de alimentos contienen altas concentraciones de metales tóxicos (como el mercurio). Los metales pesados liberados por las industrias al medio ambiente son absorbidos por el océano. Mediante un proceso de bioacumulación, terminan por formar parte de la dieta de muchas especies vegetales e invertebradas. Los animales en lo alto de la cadena trófica, como muchos peces, acaban ingiriendo altos volúmenes de estas sustancias.
La industria alimentaria lleva décadas tratando de reducir el nivel de arsénico en la comida, ya que se encuentra también en cereales, el arroz o las algas marinas. Otros que merecen una especial mención, no por la cantidad de arsénico que contienen sino por el volumen de consumo de ellos son la cerveza, el café, los vegetales y el agua.
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), los valores de exposición a este elemento a partir de los cuales podría tener efectos perjudiciales para la salud son entre 0'3 y 8 microgramos por kilo corporal al día. Una cantidad aún muy alta para algunos expertos.
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