EN UNA RECIENTE INVESTIGACIÓN

Descubren los efectos de la vitamina D contra el cáncer

La clave está en su influencia en el microbioma intestinal.

Vitamina DiStock

La investigación sobre el cáncer con vitamina D ha aumentado sustancialmente en los últimos años. Presente principalmente en ciertos tipos de pescados, un análisis de decenas de estudios, ha demostrado que esta vitamina modula la función inmunológica, la antimetástasis y la tumorigénesis. Ahora, un nuevo estudio, publicado en la revista Science, señala el papel de la vitamina D en la modulación inmune y en el cáncer.

Los autores, liderados por Evangelos Giampazolias, señalan en primera instancia, que los ratones con mayor disponibilidad de vitamina D muestran una mayor resistencia inmunodependiente a distintos tipos de tumores y respuestas aumentadas a las inmunoterapias.

Similarmente, en humanos, los genes inducidos por la vitamina D se correlacionan con mejores respuestas a tratamientos inmunológicos, así como con inmunidad al cáncer y una mayor supervivencia general. Pero hay ciertas diferencias en la acción en humanos y en ratones.

En estos últimos, la resistencia es atribuible a la actividad de la vitamina D en las células epiteliales intestinales, lo que altera el microbioma composición a favor de Bacteroides fragilis (parte de la microbiota normal del colon humano), que regula positivamente la inmunidad contra el cáncer.

"Nuestros hallazgos – señalan los autores en el estudio - indican una conexión previamente no apreciada entre la vitamina D, las comunidades microbianas, y respuestas inmunes al cáncer. En conjunto, destacan los niveles de vitamina D como un potencial determinante de la inmunidad contra el cáncer y del éxito de la inmunoterapia".

La vitamina D de la dieta (presente en anguila, angula, atún fresco, arenques y caballa principalmente) modula el microbioma intestinal para mejorar la respuesta a las inmunoterapias contra el cáncer. Los hallazgos iluminan la conexión poco conocida entre la vitamina D y las respuestas inmunes al cáncer a través de las bacterias intestinales y sugieren que los niveles de vitamina D podrían servir como un determinante potencial de la inmunidad contra el cáncer y el éxito de la inmunoterapia. ¿Cómo es esto posible?

La microbiota intestinal contribuye a múltiples procesos fisiológicos del individuo. Juega un papel activo en la digestión y fermentación de carbohidratos, en la producción de vitaminas y en el desarrollo y maduración del sistema inmunológico. Al nacer nuestro sistema inmunológico está completo, pero relativamente inmaduro. En el proceso de maduración, la microbiota juega un papel clave: es uno de los primeros estímulos inmunógénicos al que nos enfrentamos. En pocas palabras: la microbiota entrena a nuestro sistema inmune. Y necesita la vitamina D para ello.

Sin embargo, aún no está claro cómo la actividad de la vitamina D afecta el éxito de la inmunoterapia contra el cáncer y si este efecto involucra al sistema inmunológico y/o al microbioma.

Para comprender mejor aún el proceso, el equipo de Giampazolias modificó la genética y la dieta de ratones. Lo que descubrieron fue que una mayor biodisponibilidad de vitamina D conduce a cambios en el microbioma que favorecen al Bacteroides fragilis. Según Giampazolias, el aumento de B. fragilis mejoró la resistencia al cáncer mediada por el sistema inmunológico, incluida la resistencia al desarrollo de melanomas y mejores respuestas a la ICI (inhibidores de control inmunitario). Es más, los autores descubrieron que esta inmunidad anticancerígena aumentada podría transferirse a otros ratones mediante trasplante fecal.

Para demostrar un vínculo entre la actividad de la vitamina D y una menor incidencia de cáncer en humanos, los autores señalan que se necesitan estudios longitudinales en humanos para desentrañar la interacción entre la disponibilidad de vitamina D y la suplementación dietética con el microbioma y la inmunidad al cáncer.

"El estudio del equipo de Giampazolias destaca el importante papel de la dieta en el diseño de terapias microbianas – señalan Fabien Franco y Kathy McCoy, de la Universidad de Calgary, en un análisis sobre el estudio -. Las investigaciones futuras ayudarán a delinear cómo se pueden aprovechar los microbios junto con intervenciones dietéticas para liberar todo el potencial de las distintas terapias".