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La clave estaría en una desconexión del cerebro que dificulta distinguir las voces ajenas de las propias.
A nivel mundial, 24 millones de personas padecen esquizofrenia, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud. En España esta cifra alcanza el medio millón de personas. Se trata de uno de los trastornos mentales más graves e incapacitantes y sobre el que aún existe una gran falta de información.
Habitualmente se ha asociado habitualmente a la desconexión con el medio y el estar fuera de la realidad aceptada por la sociedad. Los síntomas más visibles son las alucinaciones (visuales y sonoras) y las alteraciones del pensamiento.
Su origen es amplio, puede deberse a factores genéticos (lo que indica que a veces la esquizofrenia puede ser hereditaria). De hecho, hay muchos genes implicados en la posibilidad de esquizofrenia, ningún gen por sí solo causa el trastorno.
También puede producirse por causas ambientales. Los factores ambientales que se han investigado y que a menudo se asocian con la esquizofrenia incluyen: complicaciones obstétricas, infecciones, parto en invierno o primavera, migración, vida urbana, adversidades infantiles y consumo de cannabis. A estos hay que sumarles vivir en la pobreza, entornos estresantes o peligrosos, y exposición a virus o problemas nutricionales antes del nacimiento.
Otra posible causa de la esquizofrenia podría ser la estructura y función del cerebro. Hay investigaciones que muestran que es más probable que las personas con esquizofrenia tengan diferencias sutiles en el tamaño de ciertas áreas del cerebro y en las conexiones entre las áreas que lo conforman. Algunas de estas diferencias cerebrales pueden desarrollarse antes del nacimiento. Los científicos están intentando comprender mejor cómo la estructura y la función del cerebro pueden relacionarse con la esquizofrenia.
Un reciente estudio, publicado en Plos Biology, ha dado un paso de gigante al revelar qué ocurre en nuestro cerebro ante uno de los síntomas frecuentes de la esquizofrenia: las alucinaciones auditivas.
Las alucinaciones ocurren cuando una persona ve, oye, huele, saborea o siente cosas que no son reales. Muchas personas con esquizofrenia oyen voces. Las alucinaciones auditivas, explican los autores del estudio, liderados por Xing Tian, son probablemente el resultado de anomalías en dos procesos cerebrales: una descarga corolaria "rota" que no logra suprimir los sonidos autogenerados, y una copia eferente "ruidosa" que hace que el cerebro escuche estos sonidos con más intensidad de lo que debería.
Básicamente, cuando nuestro cerebro envía una señal a un músculo o un órgano, también envía una copia interna de la señal, como un archivo para la memoria. Si una de las dos señales no funciona correctamente (sea la original, alía eferente o la copia, conocida como corolaria) comienzan los problemas.
De acuerdo con el equipo de Tian, los pacientes con ciertos trastornos mentales, incluida la esquizofrenia, a menudo escuchan voces en ausencia de sonido. Esto provoca que los pacientes pueden tener dificultades para distinguir entre sus propios pensamientos y voces externas, lo que resulta en una capacidad reducida para reconocer los pensamientos como autogenerados.
En el nuevo estudio, los investigadores llevaron a cabo experimentos de electroencefalograma (EEG) midiendo las ondas cerebrales de veinte pacientes diagnosticados con esquizofrenia con alucinaciones auditivas y veinte pacientes diagnosticados con esquizofrenia que nunca habían experimentado tales alucinaciones.
En general, cuando las personas se preparan para hablar, sus cerebros envían una señal conocida como "descarga corolaria", la mencionada copia, pero que en este caso tiene la función de suprimir el sonido de su propia voz. Sin embargo, el nuevo estudio mostró que cuando los pacientes con alucinaciones auditivas se preparaban para pronunciar una sílaba, sus cerebros no solo no suprimían estos sonidos internos, sino que tenían una respuesta de "copia eferente" mejorada.
El equipo de Tian concluye que las alteraciones en estos dos procesos probablemente contribuyan a las alucinaciones auditivas y que abordarlas en el futuro podría conducir a nuevos tratamientos para dichas alucinaciones.
"Las personas que sufren alucinaciones auditivas pueden "oír" sonidos sin estímulos externos – concluyen los autores -. Creemos que esto se debe a que las conexiones funcionales deterioradas entre los sistemas motor y auditivo en el cerebro influyen en la pérdida de la capacidad de distinguir la fantasía de la realidad".