L1527

Una fábrica de estrellas capturada por el James Webb parece "un reloj de arena"

El instrumento NIRCam de Webb muestra el comienzo de la evolución de las protoestrellas.

James WebbNASA

El telescopio espacial James Webb empezó su andadura más allá de la Tierra hace casi un año, el 25 de diciembre de 2021. Ahora ha enviado las imágenes que ha capturado de una protoestrella que se encuentra dentro de la nube oscura L1527 con su cámara de infrarrojo cercano NIRCam.

Esta nube se encuentra dentro de la formación estelar de Tauro y solo se pueden ver a través de luz infrarroja. La protoestrella que ha capturado el James Webb está "oculta a la vista" dentro de un cuello de la nube que parece un "reloj de arena", según el equipo del telescopio.

Nube de polvo L1527 | James Webb/NASA/ESA/CSA

En esta imagen se observa un disco protoplanetario de canto, que se aprecia como una línea oscura en la mitad del cuello. La luz de la protoestrella se filtra por encima y por debajo de este disco, iluminando las cavidades dentro del gas y el polvo circundantes.

L1527 es una nube que tiene unos 100.000 años, por lo que es relativamente joven. Está considerada como una protoestrella de clase 0, la etapa de formación más temprana. L1527 aún no genera su propia energía a través de la fusión nuclear de hidrógeno, una característica esencial de las estrellas. Su forma, aunque en su mayoría esférica, también es inestable, tomando la forma de una pequeña masa de gas caliente e hinchada en algún lugar entre el 20% y el 40% de la masa de nuestro Sol.

Las características más predominantes de la región, las nubes azules y naranjas, delinean las cavidades creadas cuando el material sale disparado de la protoestrella y choca con la materia circundante. Los colores en sí se deben a las capas de polvo entre Webb y las nubes. Las áreas azules son donde el polvo es más delgado. Cuanto más gruesa es la capa de polvo, menos luz azul puede escapar, creando bolsas de color naranja.

Con esta imagen, Webb permite observar filamentos de hidrógeno molecular que han impactado cuando la protoestrella ha expulsado material de ella. Los choques y las turbulencias inhiben la formación de nuevas estrellas, que de otro modo se formarían en toda la nube. Como resultado, la protoestrella domina el espacio y se queda con gran parte del material.

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