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SEGÚN UN EXPERTO
Un experto diseñador de urbanismo ha ideado como sería el planeta si las personas no estuviesen en él, al menos durante un año.
¿Alguna vez te has preguntado cómo sería el mundo si todos desaparecieran de repente? ¿Qué pasaría con todas nuestras cosas? ¿Qué pasaría con nuestras casas, nuestras escuelas, nuestros barrios, nuestras ciudades? Aunque es un tema que solamente hemos visto en películas y libros, la extinción del ser humano sigue siendo algo extraño en lo que pensar.
Carlton Basmajian, profesor experto en urbanismo, ha ideado en un reciente artículo cómo sería un mundo en el que hipotéticamente no hubiese humanos: "Vamos a pensar que los humanos desaparecemos un año y luego volvemos. Si los humanos pudieran regresar a la Tierra para ver cómo se encuentra un año después, lo primero que notarías no sería con tus ojos, sino con tus oídos. El mundo estaría en absoluto silencio, y ahí es cuando te darías cuenta del ruido que hace la gente: los edificios hacen ruido, los coches hacen ruido, el cielo hace ruido, y todo ello se detendría", explica.
Además, menciona que después de un año sin humanidad, el cielo sería más azul, el aire sería más claro, y el viento y la lluvia fregarían la superficie de la Tierra, eliminando todo el polvo que los humanos producen.
Los grifos no echarían agua, por supuesto. Porque los sistemas de suministro público requieren un bombeo constante, y para entonces, ya no habría nadie para manejar las máquinas. Pero además, el agua que hubiera quedado en las tuberías de todo el mundo, hubiera permanecido allí hasta el primer invierno, cuando se habría congelado, reventando las cañerías.
Las casas estarían llenas de polvo. Aunque, en realidad, hay polvo en el aire todo el tiempo, pero no lo notamos porque nuestros sistemas de aire acondicionado y calentadores expulsan aire. Y a medida que te mueves por las habitaciones de tu casa, también mantienes el polvo en movimiento. Pero una vez que todo eso se detenga, el aire dentro de su casa se calmaría y el polvo se asentaría por todas partes.
El césped de los jardines crecería hasta que se volviera tan largo y flojo que dejaría de crecer. Aparecerían nuevas malas hierbas, y estarían por todas partes.
Por último, sin normas, vallas y protección humana, los animales domésticos tendrían que aprender a sobrevivir, y aunque para algunos, como los gatos, no sería tan complicado, los mejores amigos del hombre, los perros, acabarían siendo la presa de otros animales más grandes.