Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
HABLAMOS CON JORGE NÚÑEZ
En la madrugrada del 27 de septiembre, a 11 millones de kilómetros de la Tierra, ocurrirá un impacto que podría marcar de forma significativa el futuro de la defensa planetaria. Jorge Núñez, científico planetario y astrobiólogo del Johns Hopkins APL, nos da todos los detalles.
Fue el 24 de noviembre de 2021 cuando la NASA empezó la misión DART, que básicamente consiste en estrellar deliberadamente una nave contra un asteroide (Dimorphos) para desviar su órbita y cambiar su trayectoria. Ahora, casi un año después, el impacto sucederá y será retransmitido desde las 00:00 del 27 de septiembre. Se estima que impacte a la 01:14 hora española.
La nave en cuestión apenas mide 19 metros de diámetro y Dimorphos unos 160 metros. Según Jorge Núñez, científico planetario y astrobiólogo del Laboratorio de Física Aplicada de Johns Hopkins (Johns Hopkins APL), sería "como estrellar un coche contra la Gran Pirámide de Guiza". El equipo del Johns Hopkins APL ha sido el encargado de desarrollar la nave DART.
¿Qué se pretende? Dimorphos forma parte de un sistema binario, es decir, orbita en torno a otro asteroide, en este caso, de mayor tamaño. Este segundo elemento en cuestión es Didymos y mide unos 780 metros de diámetro (el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, mide 830 metros).
Según Jorge Núñez, Dimorphos tarda unas 11 horas y 50 minutos en dar una vuelta completa a Didymos. Se espera que el impacto genere "un cráter de unos 10 a 20 metros de diámetro" y que tras este el tiempo de órbita se reduzca en 10 minutos.
Que no impacte también "es una posibilidad", pero "la nave tiene forma de estar segura y tiene combustible". Así, mandaría las imágenes y se podría estimar qué pasó. "Posiblemente haya otra oportunidad para ensayar e impactar a Dimorphos", explica Jorge Núñez.
¿Cómo llegará DART hasta Dimorphos?
Desde que se lanzó, la misión DART ha sido dirigida, pero cuando lleguen las últimas cuatro horas se probarará por primera vez un nuevo sistema de navegación autónoma y la clave es DRACO.
Jorge Núñez ha colaborado con el desarrollo de DRACO, un telescopio de unos 20 centímetros de diámetro incorporado en DART que permite cartografiar el cielo para establecer la ruta hacia su destino.
"Lo que está haciendo es tomar imágenes con la cámara, procesa las imágenes y mira dónde está Dimorphos con respecto a las estrellas que están detrás", explica Núñez.
¿Cómo sabe la nave exactamente dónde está Dimorphos? Según el científico, en realidad, DART siempre se ha dirigido hacia Didymos, pues Dimorphos es tan pequeño que solo se distinguirá en la hora previa al impacto.
"En la última hora es cuando la nave empieza a cambiar su trayectoria y se dirige a Dimorphos. Está tomando imágenes cada segundo y compara esas imágenes con las previas" para dirigir la nave.
Los resultados se van a estudiar durante meses, no solo de lo que graben DRACO y LICIACube (un pequeño satélite, del tamaño de una maleta, con cámaras pequeñas que se situará a unos 80 kilómetros para recoger las consecuencias del impacto), sino también por los telescopios en la Tierra que observan la órbita antes del impacto y harán lo mismo después de la colisión.
LICIACube es fundamental, pues es la herramienta que permitirá a los científicos evaluar las dimensiones de la nube que se forme tras la explosión, el impacto y también el tamaño del cráter.
Asimismo, en los próximos años, cuando la nube ya haya bajado, la Agencia Espacial Europea (ESA) estudiará el susodicho cráter: "ESA va a lanzar una misión que se llama Hera. La va a lanzar en 2024 y llegará al sistema de Didymos en el 2026".
¿Por qué se ha elegido el sistema de Didymos?
El sistema de Didymos es un NEO (Near-Earth Objetcs), es decir, forma parte del grupo de asteroides y cometas que orbitan alrededor del Sol y que, por tanto, están próximos a la Tierra.
Además, las características de este sistema binario son muy apropiadas para este ensayo, pues como uno orbita alrededor del otro es muy fácil apreciar los cambios en su trayectoria.
"Si solo fuera un objeto. Si Didymos no tuviera a Dimorphos, sería mucho más difícil porque tendríamos que compararlo con el periodo de órbita alrededor de la Tierra", apunta Jorge Núñez.
La otra razón de esta elección es porque es "un impacto cercano" que "va a ser como a 11 millones de kilómetros de distancia". Esta distancia deja margen de maniobra, pues se tardaría "unos 30 segundos" en recibir una orden desde el centro de control.
La misión DART ante todo es un ensayo y, por muchas simulaciones que la NASA haya completado, existe la posibilidad de error. En ese caso, el equipo tendría que pasar a la acción.
De ser así, si hubiera algún imprevisto u objeto en la trayectoria de la nave podrían no reaccionar a tiempo, pues viaja a 6,6 kilómetros por segundo y una reacción a 30 segundos podría no ser suficiente.
¿Por qué esta misión es importante para el futuro?
Lo que parece un acto insignificante, en realidad podría cambiar nuestro futuro para siempre. Y es que en el caso de una amenaza futura, no haría falta destruir el objeto, sino simplemente cambiar su trayectoria.
Lo cierto es que, de aquí a 100 años, no se prevé que ningún asteroide grande vaya a colisionar contra la Tierra. Sin embargo, según el astrobiólogo, los asteroides pequeños (de 20 metros a 140 metros de diámetro), aunque no suponen "una amenaza global" son más imprevisibles y pueden causar "graves daños regionales".
Visto esto, resulta evidente que una misión como esta se realice "con suficiente antelación", pues "los resultados no son inmediatos".
Hay otras tecnologías de defensa que se están desarrollando, pero este impacto, que se conoce como impacto cinético, es el que está "más maduro". Jorge Núñez insiste en la idea de que hay que identificar aquellos asteroides "pequeños", "oscuros" y "escondidos".
Así, ha adelantado que la NASA planea lanzar en los próximos años un "telescopio infrarrojo para observar estos asteroides, especialmente esos que tienen menos de un kilómetro de diámetro". "No son súper peligrosos, pero pueden causar daños regionales", explica.
Misiones como esta ayudan a "poner en la consciencia del mundo que esto es todavía un riesgo. No es un riesgo de alta probabilidad, pero es un riesgo de que cuando pasa el impacto es muy grande", explica.
"Tenemos que desarrollar las capacidades no solo para entender qué hay en el espacio, sino también desarrollar las capacidades para poder defendernos". Según Jorge Núñez, "somos la primera especie que tiene la capacidad para defendernos si algo pasa en el futuro". "Lo que pasó con los dinosaurios... Nosotros queremos evitar que eso pase otra vez", concluye.
SEGURO QUE TE INTERESA: