¡DESCÚBRELO!
En Castilla y León se esconde un aeropuerto catalogado como el más pequeño de toda España. Descubre su historia, funciones y encanto lo convierten en un destino peculiar para los amantes de la aviación y los curiosos del turismo aéreo.
Cuando piensas en los aeropuertos de España, seguramente te vienen a la mente el Adolfo Suárez Madrid-Barajas o Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, con sus interminables pasillos y una actividad incesante. Pero entre esos gigantes de la aviación, en un rincón de Castilla y León, se encuentra el aeropuerto más pequeño del país según AENA.
Ubicado a solo 15 kilómetros de Salamanca, el aeropuerto de Matacán puede que no figure en la mayoría de los itinerarios de los viajeros habituales. Lejos de los miles de pasajeros que transitan por los grandes aeropuertos, este rincón aeronáutico es un lugar que esconde mucha historia.
Inaugurado en 1936 como una base aérea militar, Matacán ha evolucionado con los años hasta convertirse en un aeropuerto dual, compartido entre la aviación comercial y el Ejército del Aire. Pero a diferencia de otros aeropuertos del país, aquí no encontrarás interminables colas de facturación ni áreas comerciales abarrotadas.
Sus limitadas rutas se concentran principalmente en vuelos a las islas Canarias o conexiones veraniegas con destinos costeros. En temporada baja, el silencio reina sobre la pista, mientras que en verano, algunos vuelos chárter añaden algo de movimiento, que para quien no lo sepa son aquellos que se alquilan por un grupo de gente.
En 2023, Matacán registró apenas 10.000 pasajeros, según datos oficiales de AENA, un número que en comparación con los millones de usuarios de los grandes aeropuertos, parece casi simbólico. Además de albergar algunos vuelos comerciales estacionales y conexiones puntuales, Matacán es la sede de la Escuela de Pilotos Adventia, uno de los centros de formación más prestigiosos de España. Aquí se forman muchos de los pilotos que, en el futuro, dominarán los cielos en grandes aerolíneas.
No hay tiendas de lujo, ni amplias zonas de restauración., pero aquellos viajeros que disfrutan explorando fuera de las rutas habituales, este pequeño rincón aéreo de Salamanca merece una visita.