EN PLENA NATURALEZA
¿Buscas un destino único para tus vacaciones de verano? El balneario escondido en Tarragona es un paraíso natural que combina aguas termales en un impresionante entorno natural con historia. Aquí te contamos todo lo que necesitas saber para disfrutar de este increíble lugar.
El verano es la época perfecta para desconectar, y qué mejor manera de hacerlo que sumergiéndote en las aguas termales de un paraíso natural. Ya te hablamos de la cuidad balneario que se encuentra en Bélgica, pero si prefieres quedarte en España y relajarte esta opción es perfecta para ti.
El balneario de Fontcalda, en pleno corazón de la Terra Alta Tarragona, es de acceso gratuito, está rodeado de montañas y bañado por el río Canaletes.
Fontcalda es famoso por sus aguas termales que están a una temperatura de aproximadamente 28°C, formando piscinas naturales a lo largo del río Canaletes.
Estas aguas son ricas en minerales, reconocidas desde tiempos inmemoriales por sus propiedades terapéuticas. Las características de estas aguas han atraído a visitantes durante siglos en busca de curación para problemas de piel y diferentes dolencias.
Por otro lado, su entorno es maravilloso. El río Canaletes, a su paso por el Santuario de la Fontcalda, se estrecha formando un pequeño barranco rodeado de altas paredes de piedra, creando un paisaje espectacular. A lo largo de su recorrido, el río crea diversas pozas y piscinas naturales, que son una opción perfecta para quienes quieren refrescarse en los días calurosos de verano.
Además de relajarte en este lugar también tienes la opción del viajar al pasado, junto al balneario se alza el Santuario de la Fontcalda, un templo neoclásico del siglo XVI.
Este lugar esconde una leyenda que ha atraído a muchos turistas: se cuenta que un pastor del cercano pueblo de Prat de Compte encontró una imagen de la Virgen María cerca del río y, aunque intentó llevarla a su pueblo, la imagen siempre reaparecía en su lugar original.
Como resultado, la comunidad construyó una capilla en ese sitio sagrado. A pesar de haber sufrido daños durante la Guerra Civil, el santuario aún se mantiene como un lugar de peregrinación, especialmente el primer domingo de mayo.