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Las flechas de Diana la Cazadora: La historia de amor que esconden dos azoteas de la calle Gran Vía de Madrid

Dos azoteas de la calle Gran Vía de Madrid esconden una historia de amor mitológica que puedes comprobar si paseas por una de sus aceras.

Muchísimas son las personas que, a diario, pasan por la mítica Gran Vía de Madrid. No es ningún secreto que la gran mayoría de sus edificios se caracterizan por la enorme cantidad de historias que esconden en sus azoteas. Estamos convencidos de que has pasado en numerosas ocasiones por el número 32 de la Gran Vía y no te has percatado de un pequeño detalle.

Estamos hablando de que, en su acera, hay un par de flechas grabadas en el suelo. Es importante saber que tanto su ubicación como su orientación tienen una explicación muy concreta. Y es que el edificio del número 32 de Gran Vía, a principios del siglo XX, se construyó con un fin: Convertir Madrid en una espectacular capital europea. Por ese mismo motivo, se alojaron los míticos Grandes Almacenes Madrid-París.

Con el paso de los años, los majestuosos edificios de Gran Vía dieron paso a una nueva etapa, mucho más moderna, en la ciudad. Por lo tanto, podemos encontrarnos un gran número de sorpresas. Una de ellas la encontramos en el cielo, concretamente en dos estatuas que son absolutamente protagonistas.

Flechas de la Calle Gran Vía | Irene Picazo

En el mismo techo del edificio de Gran Vía 32 encontramos una escultura del Ave Fénix que, si nos fijamos, lleva en su lomo a Endimión. Se trataba de un joven pastor que adquirió protagonismo en la mitología griega. En el edificio que está situado justo enfrente, el hotel Hyatt Centric, concretamenteen su azotea llamada El Jardín de Diana, encontramos otra estatua, la de Diana La Cazadora, que aparece con cinco perros mientras lanza flechas con su arco.

La historia de Diana La Cazadora y Endimión que esconde Madrid

La mitología habla de la historia de amor que tuvieron Endimión y Diana. La diosa, durante una noche, observó desde el cielo a un bello pastor que se encontraba durmiendo cerca de su rebaño. Diana se enamoró, y quería besarle lo antes posible. Endimión despertó y quedó deslumbrado con la belleza de la diosa por lo que huyó al pensar que se trataba de un sueño.

Cada noche se repetía la escena, una y otra vez. Por su parte, Diana tenía un grave problema puesto que había hecho voto de castidad. Una información que llegó hasta oídos de su padre, Zeus, quien envió al ave fénix para que secuestrara a Endimión y lo mantuviese oculto durante toda la eternidad. Sin embargo, el fénix necesita regenerarse una vez cada 400 años. Es por eso que Diana, acompañada de sus fieles perros, aprovecha este momento para dar muerte al ave con su arco y recuperar así a Endimión.

La estatua de Gran Vía capta justo el momento en el que Diana lanza sus flechas, que encontramos en el suelo de Gran Vía 32.

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