SEVILLA
Viajamos hasta el barrio de Santa Cruz de Sevilla para conocer la sorprendente historia que esconde la curiosa Calle Pimienta.
Ponemos rumbo a Andalucía, concretamente a la siempre mágica ciudad de Sevilla. Si nos adentramos de lleno en el barrio de Santa Cruz, hay numerosos rincones, construcciones y monumentos que logran dejarnos completamente sin palabras. Pero también hay numerosas historias y leyendas que llaman poderosamente la atención.
Un claro ejemplo lo encontramos en la que es considerada como una de las calles más espectaculares de Sevilla, sobre todo si paseamos por el icónico Barrio de Santa Cruz. Estamos hablando, cómo no, de la Calle Pimienta. Si estás pensando en poner rumbo a la capital de Andalucía, no dejes pasar la oportunidad de pasear por esta calle de lo más peculiar.
En la actualidad, la ocupan hostales, tiendas de artesanía o tiendas de regalos. Diariamente, son decenas los turistas que pisan esta Calle Pimienta que conecta el Callejón del Agua con la Calle Gloria pero, siglos atrás, fueron muchas las figuras conocidas que vivieron allí. Desde la actriz María Guerrero hasta José Sebastián Bandarán, canónigo de la Catedral de Sevilla, pasando por Currito de la Cruz, reconocido torero. Pero hay algo que llama aún más la atención: la sorprendente historia que hay detrás.
La curiosa leyenda que esconde la Calle Pimienta de Sevilla
La leyenda dice que en esta calle vivía un reconocido comerciante de especias, de origen judío. Por aquel entonces, no estaba en una situación de lo más óptima. Dadas las circunstancias, el comerciante achacó a Dios el hecho de que su negocio no fuera como él esperaba. Es más, blasfemaba constantemente contra él.
Hasta que un caballero que pasaba por allí le escuchó y no tardó en reprenderle. Al darse cuenta del grave error que estaba cometiendo, el comerciante rompió a llorar. Lejos de que de sus ojos cayesen lágrimas, empezaron a brotar nada más y nada menos que plantas de pimienta. De ahí el nombre de esta calle.
Otra leyenda también tiene como protagonista al mismo comerciante judío. Éste estaba completamente convencido de que Dios, en caso de hambruna, jamás iba a recurrir a la pimienta. Fue entonces cuando, en el instante que menos imaginaba y de forma divina, apareció un árbol de pimienta en su patio. Así pues, a modo de agradecimiento a Dios, la calle se bautizó con ese nombre.
Pero a falta de dos, hay tres teorías. Esta es, sin duda, la más realista de todas. Y es que, al parecer, en esta calle vivía el conocido como Caballero de la Pimienta. Aun así, a pesar de las numerosas leyendas que hay sobre esta calle y los grandes rostros conocidos que han vivido en ella, se ha convertido en uno de los puntos más visitados entre los turistas que deciden descubrir el barrio sevillano de Santa Cruz. Sobre todo por los espectaculares azulejos judíos que aún se conservan. ¡Estamos convencidos de que no te dejará indiferente!