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¿Imaginas tener una isla para ti solo en el mágico archipiélago canario? Entre playas de ensueño y paisajes volcánicos, existen dos pequeñas islas privadas. Te contamos todos los secretos que las rodean.
Las Islas Canarias son, sin duda, uno de los destinos más codiciados del mundo. Entre su clima primaveral eterno, playas de arena dorada y negra, y ciudades Patrimonio de la Humanidad como San Cristóbal de La Laguna, no es de extrañar que millones de turistas elijan este archipiélago cada año. Pero ¿y si pudieras ser dueño de una isla entera en este paraíso? En España, de las 12 islas privadas que existen, dos de ellas se encuentran en Canarias.
Situada al norte de Lanzarote, Alegranza forma parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, una de las mayores reservas marinas de Europa. Esta isla, de 10,2 km², es privada y pertenece a la familia Jordán-Martinón desde 1944. Aunque deshabitada, es un refugio vital para la biodiversidad, hogar de numerosas especies protegidas. De hecho, la isla está protegida por diversas normativas medioambientales, lo que la convierte en un lugar clave para la conservación de la fauna.
Una de las imágenes más icónicas de Alegranza es su faro declarado Bien de Interés Cultural. Este solitario vigilante de la costa sigue en pie, testigo del paso del tiempo y de la tranquilidad que reina en la isla. Aunque no está abierta al público, algunos afortunados han podido visitarla con permisos especiales.
A muy poca distancia de Alegranza se encuentra Montaña Clara, una isla volcánica de apenas 1,33 km². También parte del Archipiélago Chinijo, esta pequeña joya está coronada por un cono volcánico que le da su peculiar silueta. Como su vecina Alegranza, Montaña Clara es un importante refugio para aves marinas y especies, como el lagarto gigante de La Palma, que fue reintroducido en la isla tras haberse considerado extinto.
Montaña Clara fue adquirida en subasta por la misma familia propietaria de Alegranza en 2007. Aunque actualmente no permite visitas turísticas, sigue siendo un punto de interés para científicos y amantes de la naturaleza. Los atardeceres desde Montaña Clara, con vistas al resto del archipiélago Chinijo, son de una belleza única y salvaje.
A pesar de que Alegranza y Montaña Clara no son accesibles al público, su exclusividad y su valor ecológico las convierten en dos de las islas más fascinantes de España. Tener una isla en Canarias puede ser solo para unos pocos, pero la belleza y la tranquilidad que emanan de estos rincones ocultos del Atlántico son un lujo al alcance de todos los que sepan apreciarlos, aunque sea desde la distancia.