GALICIA
La Fonte Vella es una de las construcciones más mágicas, sorprendentes y espectaculares que podemos encontrar en Galicia. ¡Descubrimos su historia!
La Fonte Vella es uno de los grandes atractivos que podemos encontrar en el municipio gallego de Mondoñedo. También conocida como Fuente de Álvaro Cunqueiro, está situada justo frente al Palacio Episcopal. Para acceder a ella, debemos bajar por una espectacular escalinata de piedra.
Esta Fonte Vella fue mandada a construir en el año 1548 por Diego de Soto, dato que se puede apreciar en una pequeña placa. Además, en esa parte frontal, podemos encontrar una serie de escudos, como el de las armas imperiales de Carlos V. Un detalle que, desde luego, no deja indiferente a nadie.
En cuanto a esas aguas que manan por esta Fonte Vella, debemos tener en cuenta que es el resultado de diversos manantiales que están encañados bajo las canterías que podemos encontrar en la parte posterior. Cabe destacar que cuenta con una bóveda subterránea.
En datos, esta tiene casi 9 metros de largo, unos 4,20 metros de ancho y poco más de 2 metros de alto. Estamos ante una fuente tan especial que, desde luego, ha pasado a ser una de las más conocidas de Galicia. Es más, Álvaro Cunqueiro no dudó un solo segundo en escribir lo siguiente sobre ella.
“Si viniera a las San Lucas un perfumista de París yo le llevaría a la Fuente Vieja, para que aspirase lentamente el aroma a heno de hierba recién cortada, y partiendo de él inventase un perfume de otoño”. En el mes de julio del año 1929, se tomó la decisión de sustituir esa agua que llegaba de los manantiales por la que hay en la actualidad.
Y es que en mayo de 1916 se tuvieron muchísimos problemas debido a la epidemia del tifus. Tanto es así que tuvo que estar clausurada aproximadamente un mes porque el agua estaba contaminada. Una decisión que fue muy criticada, tanto es así que se hicieron protestas por ello.
¿Cuál es la leyenda que esconde la Fonte Vella de Mondoñedo?
Como suele suceder en este tipo de construcciones, siempre hay una leyenda detrás. En este caso, tiene una estrecha relación con su construcción. Siempre se ha dicho que la decisión no fue tomada por el obispo, sino que fueron los celos que sentía don Bonifaz, quien era el previsor del Palacio Episcopal. Éste estaba enamorado de Adela Montes, una joven que se encargaba de buscar agua hasta el río Sixto.
Por lo tanto, para evitar que su enamorada realizara esos paseos y pudiera llegar a ser mirada con deseo por los habitantes del lugar, don Bonifaz quiso poner solución. ¿De qué manera? Poniéndose en manos de una casamentera. Así pues, por el precio de un macho cabrío entregado a la luna llena de agosto, solucionaría el problema. Pasó poco tiempo cuando don Bonfiaz y Adela Montes contrajeron matrimonio. Casi a la misma vez que la construcción de la fuente. Desde ella, incluso, se puede ver la ventana del segundo piso que regaló a su mujer.