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Muchos sueñan con paraísos lejanos, pero pocos saben que, a solo unas horas de vuelo desde España, existe una joya oculta en medio del Atlántico. Este rincón paradisíaco, ofrece una mezcla perfecta de paisajes volcánicos, lagos impresionantes y una rica cultura. ¡Sigue leyendo para descubrirlo!
Cuando se trata de viajar a un destino paradisíaco, la mente suele volar hacia las cálidas aguas del Caribe o las exóticas islas del Pacífico. Sin embargo, en pleno Atlántico, existe un archipiélago que, aunque menos conocido, no tiene nada que envidiar a estos destinos lejanos. Las Azores, un grupo de nueve islas pertenecientes a Portugal, son un tesoro natural aún por descubrir. De entre todas ellas hay una que se alza como la joya de la corona.
A solo dos horas y media de vuelo desde Lisboa, la isla San Miguel combina paisajes que parecen sacados de un cuento. La isla, con apenas 746 kilómetros cuadrados, es conocida por sus espectaculares vistas, que van desde lagos volcánicos hasta colinas verdes que parecen no tener fin. Aquí, la naturaleza se muestra en su máximo esplendor: acantilados escarpados, aguas termales naturales y playas de arena negra, todo en un entorno en perfecta armonía.
Ponta Delgada
San Miguel no es solo naturaleza; es también cultura, historia y gastronomía. La capital de la isla, Ponta Delgada, es una encantadora ciudad que mezcla lo mejor de la arquitectura portuguesa con una atmósfera acogedora. Sus calles están llenas de vida, con cafeterías al aire libre, coloridos mercados locales y edificios históricos que narran la historia de este enclave del Atlántico.
Lagoa das Sete Cidades
Pero sin duda, el mayor atractivo de San Miguel son sus paisajes naturales. Entre ellos destaca la Lagoa das Sete Cidades, un lago doble de origen volcánico que, según la leyenda, surgió de las lágrimas de una princesa y su amado pastor, quienes lloraban su amor imposible.
Este mágico lugar ofrece una vista que quita el aliento: un lago azul y otro verde, separados por un estrecho puente, rodeados de frondosos bosques y colinas. Es un sitio perfecto para hacer senderismo, recorrer en bicicleta o simplemente sentarse a contemplar la belleza de la naturaleza.
Lagoa do Fogo
Otro lugar imperdible es la Lagoa do Fogo, una impresionante caldera volcánica que alberga uno de los lagos más bonitos de Europa. Vives en estado puro la sensación de estar en un lugar tan remoto que parece de otro universo. Los amantes de la aventura pueden optar por rutas de senderismo que les llevan a lo alto de la caldera, desde donde se obtienen vistas panorámicas de toda la isla.
San Miguel también es un deleite para el paladar. Uno de los platos más conocidos es el Cozido das Furnas, un guiso de carnes y verduras que se cocina lentamente utilizando el calor natural del suelo volcánico. Además, la isla es famosa por sus piñas cultivadas en invernaderos tradicionales y su té, siendo uno de los pocos lugares de Europa donde se produce té de manera comercial.
Esta isla es un verdadero paraíso en Europa, que está esperando a ser descubierto por aquellos que se atreven a buscar algo más allá de los destinos convencionales.