14 de febrero, Día de los enamorados
Terni y Roma, en Italia; Madrid, Toro, Calatayud y Tobed, en España, así como Dublín, en Irlanda, aseguran guardar las reliquias del patrón de los enamorados. Te damos las pistas de los lugares a los que puedes acudir para que, si aún no lo tienes, encuentres el amor.
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La tradición católica asegura que San Valentín murió mártir por casar a jóvenes romanos incumpliendo las órdenes de Claudio II. El emperador había prohibido los matrimonios, convencido de que los soldados solteros rendían más en la guerra que los casados. San Valentín no hizo caso al emperador y siguió celebrando bodas en secreto. Cuando Claudio II se enteró ordenó apresarlo. San Valentín moriría decapitado un 14 de febrero del siglo III, hacia el año 270.
En Italia
Esa es una de las versiones, ya que las hay para todos los gustos. Así, la diócesis de Terni asegura que San Valentín, patrón de esta ciudad italiana, nació en esta localidad situada a cien kilómetros de Roma. El Papa San Feliciano le consagró primer obispo de Terni tras tener noticia de sus milagros. Durante las persecuciones cristianas fue encarcelado y martirizado el 14 de febrero de 273. Fue enterrado en el cementerio de la Vía Flaminia, pero tres fieles discípulos lo desenterraron una noche y llevaron sus restos a Interamna Nahartium, la actual Terni. Allí se erigiría después la Basílica de San Valentín, donde se guarda bajo el altar mayor en una urna de plata maciza el cuerpo del santo. Sus restos fueron exhumados en el 1605. Un arca construida con lápidas de mármol conservaba una pequeña urna de plomo con una cruz. También en Italia, la Iglesia de Santa Maria in Cosmedin en Roma, famosa por la Boca de la Verdad, se supone que conserva entre sus tesoros un relicario de cristal que guarda el cráneo de San Valentín.
En España
Pero aún hay más, en España, en la iglesia de San Antón, en Madrid, se dice que se encuentran una calavera y varios huesos que aparecieron hace unos años con el nombre del santo.
Una leyenda que se suma a otras más. La Colegiata de Toro alberga desde el siglo XVI el tercero de los cráneos que se asegura que son del patrón de los enamorados, enmarcado en una caja ovalada de plata. Se cuenta que la reliquia llegó por medio de Diego Enríquez, capellán del emperador Carlos I. Otros restos óseos de San Valentín fueron conducidos por los caballeros del Santo Sepulcro desde Roma a Calatayud, donde se encontraba la casa matriz de la Orden en la Península. Parte se conservan en la Colegiata del Santo Sepulcro y la otra fue llevada a Tobed, una pequeña localidad de la comarca de Calatayud que dependía de la Orden.
En Irlanda
Y por si todo esto no fuera suficiente, la iglesia carmelita de Whitefriar, en Dublín guarda, casi en secreto para el mundo, más restos de San Valentín. Desde que esta reliquia llegó hace 178 años al templo de Nuestra Señora del Monte Carmelo, los dublineses han sentido una gran devoción por los huesos del patrón de los enamorados, que, no obstante, pasa bastante desapercibido para la mayoría de los turistas. La historia cuenta que el papa Gregorio XVI le regaló al carmelita irlandés John Spratt en 1835 un sarcófago de madera -protegido ahora por una urna de cristal- que lleva el escudo de armas papal y dos placas de oro. Éstas guardan la carta redactada en inglés por el cardenal Odescalchi que trajo consigo el monje desde Roma y, debajo, se puede leer en otra lámina metálica un extracto de la misiva que dice :"Este relicario contiene el cuerpo sagrado de San Valentín el Mártir, junto con un pequeño recipiente teñido con su sangre”.
De esta forma, las reliquias del patrón de los enamorados estarían distribuidas entre Italia, España e Irlanda. ¿Demasiados restos quizás? Y es que creer que los restos de San Valentín se encuentran en estos tres países es, como el amor, cuestión de fe. Feliz día.
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