Cantabria
En el cabo de Ajo, en la localidad del mismo nombre, encontramos un faro que ha cambiado muy recientemente su blanco impoluto por una pintura mural de lo más llamativa y atractiva, de la mano del artista Okuda San Miguel.
Durante los próximos ocho años el faro de Ajo lucirá la obra artística de Okuda San Miguel, artista original de Cantabria, y a quien se encargó tan arriesgado y revitalizador proyecto.
El faro de Ajo es el último construido en Cantabria, inaugurándose en 1930, aunque su construcción estaba prevista para 1907. Es uno de los faros más importantes de la vertiente cantábrica, junto al de Cabo Mayor.
El proyecto para su construcción incluía una torre de 18 metros de altura y una vivienda rectangular de dos plantas en la que podían vivir hasta seis fareros, y la sala de máquinas independiente. Su construcción se cancela al electrificarse el faro de Cabo Mayor, pues en ese momento se considera innecesaria su construcción.
Desafortunadamente, se producen tres naufragios en la zona antes de que se vuelva a aprobar el proyecto de construcción del faro de Ajo en 1921. Quedando inaugurado con el comienzo de la década de 1930, resultó ser más modesto que en la idea original, y la vivienda pasa a tener una sola planta.
Tres décadas después, en 1962 se instala una lámpara de incandescencia, electrificando así el faro, aunque sigue manteniendo sus características anteriores. En los ochenta vuelve a experimentar reformas y mejoras en su estructura, permitiendo que el faro vaya acorde a los tiempos.
Pero no será hasta el siglo XXI, cuando se descubra el valor turístico y patrimonial del faro. Por ello en 2015, el Ayuntamiento de Bareyo pone en marcha un proyecto para realizar un vallado perimetral en paralelo a los acantilados y una senda para los peatones con de tres metros de ancho. Desde entonces, el faro de Ajo ha estado abriendo sus puertas a visitantes de todas partes, curiosos por ver cómo es su interior y funcionamiento.
La última acción del Ayuntamiento de Bareyo fue la presentación de un proyecto donde se proponía pintar el edificio. Medida que no quedo exenta de polémica. Con una finalidad turística, se encargó al artista cántabro Okuda San Miguel que realizase este cambio de imagen del faro de Ajo.
Okuda necesitó tres días para concluir su creación, a través de la cual se pretende mostrar la diversidad cultural de Cantabria. Desde el pasado 26 de agosto, el faro de Ajo luce una gran pintura mural, repleta de colores, formas y diversos elementos. Recuerda a la visión de formas coloridas en movimiento que vemos cuando miramos a través de un caleidoscopio.