CATALUÑA
España muestra una belleza que parece sacada de mundos ficticios, como Juego de Tronos, y ha servido de escenario para numerosas producciones. Un ejemplo es Monells, un pueblo de Girona cuyo encanto es digno de película.
La cultura pesquera y la tradición están muy presentes en Girona, donde el mar y la tierra se fusionan, mostrándonos lugares mágicos como Tamariu, un destino imprescindible para disfrutar de la Costa Brava. Los pueblos pintorescos forman parte de estas tierras catalanas, donde la historia también se refleja en la arquitectura, como en Monells, cuyo encanto parece sacado de un mundo ficticio.
Monells destaca por su arquitectura medieval, conservada de forma excepcional a lo largo de los siglos. Su trazado urbanístico mantiene calles empedradas, muros de piedra ocre y amarillenta, arcos porticados y, en el centro, la Plaza Jaume I, un espacio que parece detenido en el tiempo. En la Edad Media funcionó como mercado, y su diseño actual refleja la importancia que tuvo el comercio en el desarrollo del pueblo, convirtiéndolo en un núcleo esencial para los intercambios agrícolas y artesanales de la zona.
El ambiente que se respira transmite tradición rural y una estética cuidada que potencia su patrimonio, creando una sensación casi fantástica. La piedra, la luz y la armonía del conjunto generan una atmósfera cercana a lo onírico, donde cada detalle parece pensado para preservar la esencia del pasado.
Su arquitectura recuerda a escenarios de series o películas ambientadas en mundos medievales, como Juego de Tronos, o a producciones históricas como El Cid o Los Médici, gracias a la autenticidad y naturalidad de sus construcciones, que permiten al visitante sentirse dentro de una historia viva.
Algo que no puedes perderte si decides visitar este pintoresco pueblo es su Plaza Jaume I, el corazón de Monells. Como mencionamos anteriormente, está rodeada de casas de piedra perfectamente conservadas y de arcos porticados que dan personalidad al lugar, recordando la importancia del comercio tanto en el pasado medieval como en la vida actual del pueblo. Este espacio funcionaba como mercado y fue clave en el desarrollo económico de la zona.
Otro punto destacado es el antiguo castillo de Monells, del que hoy se conservan solo algunos restos. Aunque no se mantiene completo, su presencia es un símbolo del pasado defensivo y señorial del municipio, mostrando de forma muy visible el paso del tiempo y la transformación del asentamiento.
La Iglesia de Sant Genís, un pequeño templo del siglo XI de origen románico, aporta autenticidad y sencillez al conjunto. Su arquitectura sobria y su integración en el entorno reflejan la espiritualidad rural de la época.
Por último, es importante acercarte el río Rissec, que bordea el pueblo y aporta ese toque natural que hace aún más especial el paisaje. Sus alrededores ofrecen un pequeño remanso de calma y permiten apreciar Monells desde una perspectiva másíntima, combinando historia, naturaleza y tranquilidad.