EN CATALUÑA
Antes de que este año llegue a su fin, te da tiempo a planear al menos una última escapada, y qué mejor que un lugar con encanto como es esta villa catalana a dos horas de Barcelona. Su casco antiguo medieval y las vistas a la sierra y a la Ribera del Ebro te enamorarán.
Las Navidades están a la vuelta de la esquina, y también lo está el frío invierno, una época en la que lo que más apetece es quedarse en casa o ir a visitar a nuestros seres queridos. Pero hasta entonces, aún quedan varios findes y un puente perfectos para una escapada tranquila y otoñal.
Por eso hace poco te hablábamos sobre Ordino, un curioso pueblo andorrano al que puedes planear un encantador viaje desde Barcelona este noviembre. No obstante, si buscas algo un poco más cercano y sin salir de Cataluña, este pueblo de Tarragona es perfecto para ti.
Hablamos de Tivisa (Tivissa, en catalán), un municipio al este de la comarca de la Ribera del Ebro, limitando con Bajo Campo. La capital municipal es un hermoso pueblo, en su día amurallado y compuesto de estrechas calles que se remonta a la época medieval. Hoy no queda rastro de esas murallas, pero el casco antiguo que rodeaban merece la pena una visita.
El lugar más representativo de la villa de Tivisa es la plaza de la Baranova, un antiguo cementerio parroquial allá por el siglo XIX pero que hoy es el punto perfecto desde el que contemplar un magnífico atardecer y ver como el sol se oculta tras las montañas de Prades.
Paseando por las calles de Tivisa te fijarás en las antiguas casas que las rodean. Se tratan de vetustos edificios señoriales que datan de los siglos XV y XVI. La más antigua es la a Ventura, del año 1408.
Tivisa también es una muy buena zona para aquellos que busquen caminar unos kilómetros alrededor de la villa. Un buen punto para comenzar es el precioso enclave natural que rodea la Ermita de San Blas, una construcción de estilo gótico dedicada a este santo.
Y para terminar el paseo puedes conocer la Iglesia Arciprestal de Santiago de Tivissa, un edificio mucho más grande que mezcla varios estilos, pues en el siglo XIX se construyó la nueva iglesia en torno a la antigua, en vez de derribar esta última. El viejo campanario y la majestuosa Capilla del Roser son sus dos grandes atractivos.