Bélgica
Amberes es una de las ciudades más bonitas de Bélgica. Lo que pocos saben es la razón por la que recibió este nombre. Esta es la curiosa historia.
Amberes es una ciudad de Bélgica, considerada como la auténtica capital de Flandes. Es la segunda más poblada del país, justo después de Bruselas. Esta ciudad está ubicada junto al precioso río Escalda, que está estrechamente vinculado con el mar del Norte por el conocido estuario del Escalda Occidental.
En cuanto a distancias, Amberes se encuentra a tan solo 40 kilómetros de Bruselas, y tan solo a 15 kilómetros de la frontera sur de los Países Bajos. Como dato, cabe destacar que el puerto de Amberes es uno de los más espectaculares del mundo, y también el segundo de toda Europa. Por si fuera poco, Amberes es muy conocida no solamente por su comercio, sino también por la flamante industria del diamante. Pocos se han parado a pensar la razón por la que se decidió llamar de esta manera a la ciudad. ¡Y es muy sorprendente!
Todo viene dado por una leyenda en la que un gigante era protagonista. Éste se encargaba de controlar todos y cada uno de los barcos que entraban y salían de Amberes. Su nombre era Druon Antigoon tenía su propio pasaje, digamos, y todo aquel marinero que fuera incapaz de entregarle tal cantidad de dinero le cortaba la mano y la lanzaba al río Escalda.
Conforme pasaba el tiempo, los marineros temían tener que ir hasta Amberes. Silvio Brabo, capitán del ejército romano, estaba verdaderamente harto de ver que la ciudad se iba llenando de mancos. Por lo que quiso cortar el problema de raíz. Tuvo una batalla muy reñida con el gigante, que terminó con éste perdiendo su mano. Probó de su propia medicina. Desde ese momento, los marineros decidieron volver a comerciar en Amberes y comenzó a ser conocida como “Antwerpen” que, de manera literal, significa “lanzar mano”.
Esta peculiar y sorprendente historia se recuerda en la Grote Markt de Amberes. Allí podrás encontrar una espectacular escultura de Silvio Brabo lanzando la mano del gigante al río. Cabe destacar que la mujer que se encuentra sujetando el barco es nada más y nada menos que la Diosa de la Justicia. Un detalle muy especial para tener siempre, muy presente, la historia que marcó un punto de inflexión en esta preciosa ciudad belga.