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A orillas del Mediterráneo, unos impresionantes acantilados se coronan como un rincón salvaje donde la naturaleza despliega su mayor esplendor. Un paraje protegido que promete paisajes de ensueño, aguas cristalinas y una biodiversidad única para los amantes de la aventura.
Los acantiladosson accidentes naturales espectaculares que a veces te dejan sin palabras y en España contamos con algunos de los más impresionantes. Uno de ellos se sitúa en la frontera natural entre las provincias de Granada y Málaga, estos acantilados pertenecen a una reserva natural marina-terrestre de gran valor ecológico. Para los que buscan huir de las playas masificadas y conectar con el entorno, este lugar es un verdadero paraíso.
Los Acantilados de Maro-Cerro Gordo son un espacio protegido, que abarca 12 kilómetros de costa, es ideal para quienes disfrutan de paisajes espectaculares, actividades al aire libre y el descubrimiento de rincones escondidos. Las rutas de senderismo, los paseos en kayak o las inmersiones submarinas son solo algunas de las formas de explorar este lugar, que combina majestuosas formaciones rocosas con calas de aguas cristalinas.
El Parque Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo es una maravilla geológica que sorprende por la altura de sus acantilados, que en algunos puntos alcanzan hasta los 75 metros. Desde estos miradores naturales, las vistas sobre el Mediterráneo son espectaculares, especialmente al atardecer, cuando el cielo se tiñe de tonos dorados y la luz refleja en el agua.
A lo largo del parque natural,el ecosistema es variado, con una rica flora y fauna que incluye diferentes especies. En primavera, las plantas autóctonas como el palmito o la retama florecen, coloreando el entorno de vivos tonos verdes y amarillos. En el agua, se pueden observar desde delfines hasta tortugas marinas, mientras que en las zonas más altas de los acantilados es común ver aves rapaces como el halcón peregrino o el búho real.
Debido a su riqueza ecológica, esta área fue declarada Paraje Natural en 1989, con el fin de proteger tanto sus especies como su frágil equilibrio medioambiental. Esto también implica que las actividades turísticas en la zona se regulan cuidadosamente para minimizar el impacto humano y garantizar la conservación del entorno.
Calas escondidas y playas salvajes
Entre los acantilados se esconden pequeñas calas que son auténticos tesoros. La Cala del Cañuelo, por ejemplo, es famosa por sus aguas cristalinas y su acceso remoto, lo que la convierte en un lugar tranquilo, ideal para el buceo o simplemente para disfrutar de un día de playa en plena naturaleza. La Playa de Maro, en el extremo de la reserva, es otro punto de interés, especialmente para los amantes del snorkel, ya que sus fondos marinos están llenos de vida.
Si decides hacer una excursión en kayak, podrás explorar las cuevas marinas que se esconden bajo los acantilados. Muchas de ellas, de difícil acceso a pie, solo son accesibles desde el agua, lo que añade un toque de aventura a la experiencia. Algunas compañías locales ofrecen tours guiados que incluyen snorkel y visita a estas cuevas.
Este paraje natural se extiende desde el municipio de Nerja, en Málaga, hasta Almuñécar, en Granada, lo que lo convierte en una excelente opción para una excursión desde cualquiera de las dos provincias. Si viajas desde Málaga, en menos de una hora en coche por la autovía A-7 estarás en este espectacular rincón natural. Desde Granada, el trayecto también es sencillo y ofrece vistas panorámicas de la costa.
Para aquellos que deseen pasar más tiempo en la zona, existen alojamientos rurales cercanos que permiten disfrutar de la tranquilidad y el encanto del entorno. Los meses de otoño son ideales para visitar los acantilados, ya que la temperatura es más suave y hay menos turistas, lo que permite disfrutar del paisaje en su máximo esplendor.
Visitar los Acantilados de Maro-Cerro Gordo es una experiencia que quedará grabada en tu memoria. Ya sea que busques aventura, relajación o simplemente un lugar espectacular para admirar la belleza natural, este rincón de Andalucía lo tiene todo. ¿Te atreves a descubrirlo?