EGIPTO
El complejo de Abu Simbel es uno de los más característicos de Egipto. Es el momento de descubrirlo a través de estas sorprendentes curiosidades.
El complejo egipcio de Abu Simbel está compuesto por dos espectaculares templos que han sido excavados en rocas de unas dimensiones increíbles. Encontramos por un lado el templo de Ramsés II y, por otro lado, el templo de Nefertari. Por lo tanto, estamos ante uno de los lugares más emblemáticos de todo Egipto.
No solamente por lo sumamente precioso que es, sino porque no le falta ni un solo detalle. Por si fuera poco, el complejo de Abu Simbel también presenta una serie de curiosidades que, desde luego, no te dejarán indiferente. Es el momento de descubrir este lugar de Nubia con otros ojos.
Los templos recuerdan una victoria
Ramsés II, tras ganar la histórica batalla de Kadesh allá por el año 1274 a.C, mandó construir este templo. No solamente estaría dedicado a su culto, sino también al de tres dioses: Amón, Ra y Ptha. Un dato es que bajo las figuras gigantes hay otras más pequeñas, donde se representaban a los nubios, libios y los hititas, es decir, los enemigos del faraón.
El templo de Nefertari, por su parte, se adornó con seis espectaculares colosos en la principal fachada. Este monumento está dedicado a ella porque era la esposa favorita de Ramsés II, pero también se construyó por Hathor, es decir, la diosa de la belleza y del amor. Por norma general, las esposas de los faraones eran representadas a un tamaño bastante menor al de sus maridos. La figura de Nefertari, en cambio, cuenta con las mismas dimensiones que las de Ramsés II.
Este templo, por si fuera poco, destaca por algo más: Es el segundo en ser dedicado a la esposa de un faraón. Si te estás preguntando quién está en primer lugar, nos encontramos el templo que Akhenaton manó construir en honor a una de las reinas más importantes de la historia egipcia: Nefertiti.
Está perfectamente alineado con el sol
El templo dedicado a Ramsés II cuenta con una peculiaridad de ensueño. Tan solo dos días al año, los rayos del sol entran en la estancia para iluminar las imágenes de Ramsés, Amón y Ra, Esto ocurre cada 21 de febrero y 19 de octubre. Muchos creen que estas fechas no son casualidad, sino que se trataba del día del cumpleaños y coronación del conocido faraón.
A pesar de que esta alineación de ciertas estructuras sagradas con el sol era algo común en el Antiguo Egipto, vemos que hay una figura que no hemos mencionado: Path. A muchos les llama la atención que permanentemente está en penumbra y, como todo, tiene una explicación: Estaba asociado al inframundo egipcio, por lo que tenía que estar en una oscuridad constante.
El lugar de su construcción no fue casualidad
Bastante tiempo antes de que los templos de Ramsés II y Nefertari fueran construidos en este lugar, ya era considerado como un lugar sagrado. De hecho, estaba estrechamente relacionado con la diosa del amor y la belleza, es decir, Hathor. Por lo tanto, una vez más, la decisión del faraón no fue producto de la casualidad.
¡Pero es que hay más! A lo largo de la historia, Ramsés II dejó muy claro que uno de sus objetivos era llegar a ser reconocido como un dios entre dioses. Así pues, el lugar elegido para la construcción de estos templos hacía que esa impresión, entre la gente de la época, se fortaleciera.
Abu Simbel se redescubrió en 1813
Estos templos estuvieron parcialmente ocultos, bajo la arena, durante más de 2.000 años. El arqueólogo Johann Ludwig Burckhardt, en el año 1813, los descubrió. Acto seguido se lo hizo saber a su compañero, el italiano Giovanni Belzoni. Este último se trasladó rápidamente a la zona, pero fue incapaz de entrar al templo.
No es hasta su segundo viaje, que se realizó en 1817, donde Giovanni consiguió su objetivo. Consigo se llevó diversos objetos de valor. También se dice que el nombre de Abu Simbel es por el niño que condujo a Johann hasta el lugar. Otros, en cambio, piensan que fue el italiano el que quiso otorgar ese mérito al pequeño.
En 1968, Abu Simbel fue reubicado
Después de que se tomara la decisión de construir la conocida presa de Asuán, muchos son los monumentos de Nubia que corrían peligro de inundarse. Así pues, los templos de Ramsés II y Nefertari fueron partidos, de manera cuidadosa, en diversos bloques. Posteriormente, se reubicaron en una parte más alta y, además, más alejada del río.
Por lo tanto, este nuevo emplazamiento está tan solo a unos 200 metros de la ubicación original. Hicieron un trabajo absolutamente excepcional, supervisado por todo un equipo multinacional de ingenieros y arqueólogos. No querían correr ningún riesgo, ni que los monumentos sufrieran algún tipo de daño. Afortunadamente, ¡todo salió a las mil maravillas!